Los asientos y anillos de baño para los niños

Los asientos y anillos para los baños son útiles pero al mismo tiempo entrañan cierto peligro si no somos cuidadosos. Una de las razones es que muchos de estos accesorios tienen una base de tres o cuatro patas con ventosas que se pegan a la bañera, y que podrían separarse de forma inesperada, haciendo volcar el asiento y al niño. Por otro lado, el bebé puede escurrirse por el hueco para las piernas y quedar atrapado bajo el anillo o sumergido bajo el agua.

Asimismo, existen asientos de baño integrados en la propia bañera, en los que el peligro reside en salirse del propio asiento. Los padres suelen llenar más la bañera cuando utilizan un asiento donde el bebé se encuentra a más altura, lo que aumenta el riesgo de ahogamiento en caso de que el niño se saliese o cayera del asiento. Incluso, en muchos casos, el padre o cuidador sale por un instante para abrir la puerta o contestar al teléfono y el bebé puede deslizarse o quedar atrapado en el asiento, con riesgo de que se ahogue.

Pero, sin olvidar estas cuestiones, subrayar que los asientos y anillos de baño están diseñados como dispositivos de ayuda para el baño. Lo que hay que hacer es saber cómo usarlos de manera segura. Para ello, y por encima de todo, no se debe dejar al pequeño ni un instante solo en la bañera o bajo la supervisión de otro niño, incluso cuando el niño esté en un asiento o anillo de baño. Debéis mantener a vuestro hijo siempre abajo vuestra vigilancia.

En caso de que sea necesario salir del baño (para contestar el teléfono, abrir la puerta…) tenéis que llevar al niño con vosotros. También conviene comprobar periódicamente que las ventosas del asiento o anillo de baño se agarren con firmeza, especialmente cuando se trate de  superficies irregulares, rugosas, granuladas o antideslizantes de fábrica. Recordar que las ventosas tampoco son eficaces en superficies de baño rayadas, astilladas o repintadas.  Y, además, tras un uso prolongado, dejan de funcionar.

¡Precaución en la piscina!

Estar sumergido en tan sólo 20 centímetros de agua durante menos de 3 minutos puede ser suficiente para que un niño se ahogue sin que los padres se hayan percatado. No se trata de ser alarmista sino de que seáis conscientes de que las piscinas, además de ser necesarias y casi imprescindibles en verano, también conllevan riesgos. Por desgracia, no hay verano en el que no se produzca alguna triste noticia relacionado con algún niño en la piscina.

Para evitar riesgos, lo mejor es que sigáis una serie de normas básicas que también deberíais enseñarles a vuestros hijos. Si ellos están concienciados de cómo deben comportarse en la piscina, todo será mucho más sencillo. Aquí os dejamos resumidos, y de forma sintética, 10 consejos para el baño que los niños deberían tener grabados en la cabeza, para lo cual se lo deberéis repetir constantemente:

1.- No te bañes nunca tú solo, espera que tus papás estén siempre contigo.

2.- Hasta que aprendas a nadar bien, tienes que ponerte siempre manguitos o chaleco hinchable. Acuérdate de ponértelos con tus papás, antes de entrar en la piscina.

3.- No te lances de cabeza en la parte menos honda. Puedes darte un golpe fuerte en la cabeza y hacerte daño.

4.- ¡Cuidado cuando juegues o corras cerca de los bordillos, toboganes o escaleras! Resbalan mucho y puedes caerte.

5.- Después de comer, tienes que esperar un rato. Puedes dormir la siesta o jugar un rato mientras haces la digestión.

6.- Entra siempre despacito en la piscina. Si lo haces de golpe,  puedes tener un corte de digestión y te dolerá mucho la tripa.

7.- No olvides nunca recoger tus juguetes dentro del agua. Si un amiguito salta para jugar con ellos, puede tener un accidente y hacerse daño.

8.- Si ves que algún niño está llorando porque se ha hecho daño, ve rápidamente a buscar a una persona mayor que os ayude.

9.- Aprende a nadar bien, mejor que nadie. Es la mejor manera de disfrutar de la piscina.

10.- Las vallas o cubiertas de piscina están para que no te hagas daño. No las abras sin el permiso de tus papás.

Comer sano y ligero en verano

En verano cambia la cantidad de tiempo libre de nuestros hijos, que suelen pasar mucho más tiempo en casa. Como consecuencia de ello, sus horarios y rutinas se descontrolan, y con ellas las pautas para seguir una alimentación sana, ordenada y equilibrada. Aquí os ofrecemos algunos consejos según los especialistas en la materia:

Más comidas, pero más ligeras

Por las elevadas temperaturas, se recomienda hacer más comidas pero menos sustanciosas- Haz cinco o seis comidas al día poco abundantes. Los menús deberán incluir alimentos refrescantes en los primeros platos (cremas frías de verdura como salmorejo, gazpacho…o ensaladas) y segundos platos con alimentos proteicos (carnes, pescados, huevos) cocinados preferentemente a la plancha o a la brasa.

La importancia de las ensaladas

Las ensaladas, por su características, nos permitirán cocinar de una forma más divertida, ahorrando tiempo y combinando distintos tipos de alimentos. Combinan tanto vegetales (que conservan más su vitaminas al no ser cocinados) como hidratos de carbono complejos (legumbres, arroz, patata y pasta).

Menos grasas, más frutas y verduras

Con el calor todos necesitamos tomar platos menos contundentes. Las frutas y las verduras son las reinas de la mesa, dos grupos de alimentos que los peques no les gustan especialmente. Para ello podemos recurrir a ensaladas y platos divertidos, brochetas de frutas, cremas frías…

Directamente relacionado con ello está el tomar menos alimentos grasos (embutidos, frutos secos, mantequilla, fritos). Las únicas grasas que no deben disminuir son las procedentes del aceite de oliva, con él se aliñan ensaladas y gazpachos.

Más agua, más líquidos

Toma más agua para reponer la que se pierde a través de la sudoración es fundamental. Otras bebidas como los zumos, horchata o batidos que aportan minerales, vitaminas y nutrientes se pueden incluir en el desayuno o la merienda.

¡No pierdas los horarios!

Intenta que los horarios de comidas no se alteren. Aunque cambien, procura que se hagan todos los días a la misma hora. Los peques deben hacer sus tres comidas principales y dos ligeras. Aunque las rutinas sean algo más flexibles hay que respetar los horarios. Debemos preocuparnos de que no piquen entre horas y coman bien.

Prevenir es curar

Al contrario de lo que podemos pensar, tener a los niños en casa, en el patio o en el coche también puede suponer un peligro, habida cuenta de que muchos de ellos no son conscientes del peligro que pueden entrañar algunos objetos o situaciones por inofensivas que parezcan. De hecho, y por desgracia, los accidentes domésticos o cotidianos constituyen la tercera causa de muerte para los niños menores de años. Aquí os dejamos un pequeño decálogo para que os mentalicéis y toméis algunas precauciones al respecto. Ya sabéis que, como se suele decir, prevenir es curar:

 

En casa:

 

-Protege las ventanas con rejas o cierres de seguridad, sin colocar sillas ni mesas delante.

-Instalar barandillas en las escaleras

-Proteger los enchufes, estufas y braseros para que pueda acercarse demasiado, tocarlos y quemarse o electrocutarse.

-No cocinar con el niño en los brazos

-Medir con antelación la temperatura del baño y no dejar solos a los niños pequeños en la bañera

-Proteger también las esquinas de mesas y muebles, poniendo topes a las puertas.

 

Con los objetos que le rodean:

 

-Revisar los juguetes y envoltorios y otros objetos

-Vigilarlos por si se caen del cambiador, de la trona o se desploman con la sillita de paseo.

-Ser muy cuidadosos con los juguetes pequeños, puntiagudos o con los globos para que no se atraganten.

 

Con los medicamentos y productos de limpieza:

 

-Impedir que los niños puedan alcanzarlos.

-Nunca decirles que los medicamentos son caramelos

-No guardar los productos de limpieza o tóxicos en envases de agua o refresco.

-No dudar en pedir ayuda a los especialistas en caso de que pueda ingerir o tocar algún producto tóxico.

 

El verano y las nuevas costumbres de los niños

Olvidarse de ciertos hábitos durante el verano es necesario y saludable para los niños. Además, esta época es un buen momento para plantearse qué normas y prohibiciones son realmente necesarias y cuáles no. Vamos con algunas de ellas

¿Es preciso una ducha diaria?

Que el niño se bañe o duche todos los días no tiene por qué ser obligatorio, aunque puede ser conveniente y dependerá de cómo de sucio o sudado este. De hecho, en ocasiones puede bastar simplemente con pasarle una esponja por las rodillas. Conviene, eso sí, ducharse siempre al volver de la playa o de la piscina para eliminar la sal y el cloro.

A este respecto recuerda que ducharse todos los días no es necesario para la salud y que el exceso de limpieza parece ser una de las causas del reciente aumento del asma y las enfermedades alérgicas.

¿Cuánto tiempo debe aguantar en el agua?

Los niños se vuelven locos en verano con la playa y la piscina. Les suele encantar pasar horas jugando dentro del agua. El problema es a la hora de salir, que o bien hace frío ya o tiene la piel irritada después de estar tanto tiempo en contacto con el agua. Cuando salga, envuélvele en una toalla y ponle al sol. Puedes frotarle con la toalla o hacerle correr en círculos. Pronto entrará en calor. Si se queja del frío, explícale que eso pasa por estar mucho tiempo en el agua, y que, la próxima vez, procure salir antes.

Abuso de helados

Cuando se habla de polos y helados tampoco se debe generalizar. Los polos son básicamente agua con azúcar y colorantes por lo que, cuántos menos coma, mejor. Pero los helados de leche son bastante más nutritivos. Probablemente llevan más azúcar que otros derivados lácteos, pero de vez en cuando, no pasa nada. Eso sí, recuerda que están cargaditos de calorías.

Sin disciplina para levantarse y acostarse

Lo malo sería que se acostase tarde y se levantase pronto. Si también se levanta tarde, es que está durmiendo lo suficiente. Un niño pequeño debería acostarse al mismo tiempo que sus padres o antes; no sería prudente dejarlo despierto sin saber a qué se expone o qué ve por la tele a esas horas. Pero si los padres se acuestan tarde, no deben sorprenderse de que el niño quiera disfrutar de su presencia hasta el último momento.