¿Cómo escoger bien un juguete para nuestros hijos?

En estas fechas tan señaladas los niños y niñas, vuestros hijos e hijas, suelen pedir juguetes con gran facilidad. La cuestión es elegir adecuadamente. ¿Cuál les conviene más? ¿Cómo acertar con nuestra elección? ¿Qué debemos en cuenta a la hora de escoger un juguete?

En primer lugar os recomendamos que sea un juguete nuevo, a poder ser con un contenido o uso didáctico y, mayormente, que no sea bélico ni sexista. Al mismo tiempo se recomienda que sea un juguete cooperativo para que puedan jugar juntos niños y niñas. Y, por último, sostenible con el medio ambiente. Parece, a priori, difícil, pero hay muchos juguetes que cumplen todos estos requisitos: Bicicletas, monopatines, puzles…

Sin embargo lo realmente importante, afirman los expertos, es la atención final de los adultos sobre los niños. Subrayan, en este sentido, que los juguetes son muy útiles, válidos y necesarios como instrumentos para que los niños se distraigan y aprendan a relacionarse, al objeto de que sean capaces de jugar por sí solos sin requerir nuestra presencia, pero ello no exime a os adultos de prestarles una mínima atención e intentar compartir el máximo de actividades con ellos.

Juguetes educativos, ¿Por qué?

Los juguetes educativos ayudan a los niños a aprender jugando y a desarrollar cualidades según sus potenciales. Con ellos los niños sólo se divierten, sino que pueden adquirir aptitudes intelectuales y sociales muy beneficiosas.

Los expertos recomiendan regalar juguetes educativos desde edades bien tempranas para motivar la capacidad intelectual de los niños. Se habla de los cuatro años como una edad buena para comenzar, ya que es en este periodo cuando los niños empiezan a entender la mecánica del juego y prefieren jugar en compañía. Juegos de pintura o de imanes, puzles, cuadernos para colorear y juegos de cartas sencillos… hay una gran variedad de juguetes de tipo didáctico que harán las delicias de los más pequeños de la casa.

El significado de La Navidad

¡¡Fum Fum Fum!! Ya estamos en Navidad, periodo de reencuentros, de excesos gastronómicos, de alegría, de adornar la casa, de montar el árbol, de descanso durante algunos días, de comprar regalos…y de protagonismo para los niños. Porque si para alguien es importante La Navidad, es para ellos. Pero, más allá de los regalos de Papá Noel o de los Reyes Magos de Oriente…¿conocen el significado de muchos elementos, símbolos y ritos que solemos seguir en estas fechas?

El árbol de Navidad, más incluso que el Belén (por razones comerciales, quizás) es uno de los elementos centrales y más característicos de estas fechas. De hecho, muchos de los objetos y elementos que también identificamos con esta época del año se sitúan a su alrededor, caso de velas, luces, guirnaldas y, por supuesto, regalos. El árbol de Navidad suele estar en un lugar importante de la casa, generalmente en el comedor o el salón porque cerca de él pasaremos mucho tiempo y porque nos recuerda este periodo mágico del año.

Es cierto que cada familia organiza la Navidad a su manera, dependiendo de sus costumbres, disponibilidad o características. Hay hogares donde se celebra más la Nochebuena y donde se espera con más ansia la comida de Navidad.  Los villancicos, un clásico como melodía para estas fechas, se están perdiendo en muchas casas, si bien en los comercios y tiendas todavía perduran como instrumento de márqueting.

Los críticos argumentarán que la Navidad no es más que otra excusa (posiblemente, la gran excusa) del consumismo para motivar compras y más compras. Algo de razón podrían tener, pero si la Navidad perdura y se ha extendido por todo el mundo es también porque trasciende el aspecto estrictamente comercial, pese a ser cierto que este último está presente, cada vez más. Como acabamos de decir, la Navidad desempeña un papel importante en el seno de la familia, para los individuos que la componen, especialmente para los niños, ya que marca la entrada en la cultura familiar, permite la construcción de las identidades dentro de la familia, la transmisión de mitos y valores a través de las generaciones…

Y es que La Navidad sigue siendo la fiesta anual de la familia por excelencia, porque reúne a varias generaciones cuyos dos polos principales son los nietos y los abuelos. No hay duda de que, si hablamos de valores posiblemente todos identifiquemos la Navidad con la familia. Precisamente la presencia o falta de muchos seres queridos durante estos días hace que para muchos la Navidad sea un periodo más alegre o nostálgico, pues lo importante de estos días es compartir…y hacerlo en familia.

Pero para contrarrestar esa posible tristeza están los niños, que nos contagian con su alegría y capitalizan todas las atenciones. Generalmente, los padres hacen un gran esfuerzo cuando compran el regalo para su hijo. Es el lado “sacrificial” del ritual. Aunque, por verles sonriendo… ¡Bendito sacrificio!, pensarán muchos, aunque nos cueste decir adiós a la extra.

Desde el blog de Xiquets.net, la guía de las familias de La Marina, os deseamos que paséis una Feliz Navidad acompañados de vuestra familia y seres queridos. ¡Felices Fiestas a tod@s!

La difícil relación entre los niños y el móvil

La móvil dependencia de los niños es una de las cuestiones que más suele preocupar a los padres. Se trata de un fenómeno que también afecta a muchos adultos, aunque en la infancia puede ser más determinante ya que hablamos de una época fundamental de aprendizaje donde se genera la curiosidad del niño, su desarrollo tanto físico, psíquico como neurológico, siendo la época en la que adquieren los valores que les acompañaran en su vida.

A pesar de ello, son los propios padres o tutores quienes entregan los teléfonos a los niños con el objetivo de que se distraigan para conseguir un fin concreto (que coman, que no molesten y se entretengan durante un periodo concreto), proporcionándoles una tecnología que puede ser muy útil, por un lado; pero que al mismo tiempo también les desconecta de su entorno más inmediato, creando estímulos que tienen disponibles a todas horas con un solo click y que pueden conllevar en nuestros pequeños dificultades en el aprendizaje, e incluso, en la interacción afectiva.

Esta dependencia queda patente cuando les dosificamos el tiempo del uso del móvil o lo confiscamos temporalmente como castigo, en cuyo caso muchos niños se ponen nerviosos, se angustian y presentan niveles altos de ansiedad, lo que puede derivar en conductas alteradas gravemente, precisando de la asistencia de urgencia en los pequeños.

Por todo ello los expertos recomiendan establecer una serie de normas para el uso del móvil. Por ejemplo, fijar unos límites de gasto mensual y tiempo de uso, apagar el teléfono cuando no se necesite y mentalizar al niño de que el móvil no es un juguete. También es aconsejable que los padres conozcan los dígitos de acceso al móvil, así como que se limiten espacios libres de teléfonos móviles para hacer hincapié en un uso razonable de estos dispositivos

Y recordar que, como en prácticamente todas las facetas, los padres sois el espejo en el que los pequeños se miran día tras día y el baluarte primordial en su educación y aprendizaje, por lo que en este sentido también deberíais ser muy cuidadosos con el uso y el tiempo que le destináis a vuestro teléfono móvil, especialmente delante de vuestros hijos. Hay que predicar con el ejemplo.

Abrígalos en invierno

Ha llegado el frío a la Marina….y de qué forma. Tras el llamado ‘veroño’ los termómetros han bajado de los diez grados y eso lo hemos notado los mayores…y también nuestros peques. Tanto en el interior de nuestras comarcas como en la costa ya notamos este gran cambio de temperatura que nos ha obligado, casi de repente, a buscar en el armario nuestras prendas para el invierno. Las nuestras y las de ellos, claro. Pero, ¿cómo los abrigamos para evitar que se nos constipen? ¿Qué ropa de abrigo les convienen más?

Cuando tenemos bebés una de las tendencias más habituales de los padres es la sobreprotección contra el frío. Intentamos evitar tanto que los niños se resfríen que nos solemos exceder, y a veces de forma exagerada, en la cantidad de ropa que les ponemos encima. Es verdad que los niños necesitan un poco más de calor que los mayores… pero sin necesidad de convertirlos en muñecos ‘Michelín’.

Ahora bien, ¿Cómo saber si tienen mucho o poco frío? Evidentemente midiendo su temperatura. Para ello resulta útil comprobar la temperatura del niño tocando la parte trasera del cuello, ya que en otras partes habituales que solemos tocar, caso de las manos o los pies, suelen estar siempre fríos y no son lo suficientemente indicativos. A todo ello, es importante escuchar sus necesidades y verificar si están calientes o fríos. No vale sólo con nuestra sensación. Y recuerda que, como los mayores, cada niño o bebé también es diferente.

Otra medida necesaria es añadirles o quitarles capas de ropa cuando la temperatura oscile mucho entre un lugar y otro, es decir,  cuando estemos en el interior o en el exterior. Resumiendo: Si entras en una cafetería, tienda de ropa o centro comercial y te quitas el abrigo porque tienes calor, haz lo propio con tu peque. Según cuál sea la temperatura lo mismo no hace falta quitarlo todo, pero al menos deberíamos abrirles el abrigo y quitarles guantes y bufanda si los llevan.

Además de prendas de vestir, los accesorios de invierno (guantes, bufandas…) nos permitirán enfrentarnos a las frías temperaturas con solvencia. Se trata simplemente de abrigarlos más (tal y como hacen en otros países donde están acostumbrados al frío) y hacer vida normal con nuestros niños, si generar ningún tipo de drama ni histeria.