Errores a evitar en el cuidado de nuestros hijos (I)

Todos cometemos errores al criar a nuestros hijos. Es fácil equivocarnos en muchos aspectos. También en el cuidado de los niños. Sin embargo, hay ciertas pautas o costumbres que se suelen repetir y que se ha comprobado que no beneficia su crianza, sino más bien al contrario. Aquí os dejamos algunos consejos para tratar de evitarlo y mejorar nuestra faceta como padres y madres.

Ser un buen ejemplo

Dicen que los niños reproducen e imitan muchos de nuestros comportamientos. Por tanto, somos el primer ejemplo que tienen y hemos de procurar que sea el mejor. Abandonar nuestros malos hábitos y potenciar los buenos puede ser una buena fórmula.  Entre estos últimos, por ejemplo, tratar de trasmitir un estilo de vida saludable, que pasa entre otros factores por seguir una alimentación adecuada, practicar ejercicio regularmente y evitar el consumo de tabaco o alcohol (o, al menos, hacerlo en cantidades moderadas si nos referimos a este último).

¿Hiperprotección? No, gracias.

A menudo, los padres piensan que sus hijos son especiales y únicos y tratan de complacerlos en todo. Y si se acostumbran a que se les permita todo, se convertirán en egoístas con quienes es difícil incluso simplemente comunicarse. Recordar que a los niños sin control les esperan muchas decepciones fuera del hogar y no sabrán cómo lidiar con ellas.

Al mismo tiempo, una sobreprotección hará que el niño tenga tanto miedo que temerá asumir cualquier responsabilidad o salir incluso un poco de su zona de confort, como por ejemplo, conocer gente nueva o comenzar una nueva actividad.

Destrucción de la confianza

Los niños aprenden a enfrentarse a los problemas con el ejemplo de los padres cuando éstos superan las dificultades que van surgiendo durante su vida diaria. Hay que evitar hacerles responsables o partícipes directos de nuestros problemas, especialmente si son ajenos a ellos. Y, si por el contrario, en ellos está el problema, hemos de hacer nuestro mayor conocimiento y experiencia para comunicárselo, hacérselo comprender y buscar una solución para todos. Desde la comunicación, la confianza y la tolerancia. También desde la disciplina y el compromiso por ambas partes. En el equilibrio de todas ellas está la clave.

Cómo enseñar a los niños a solucionar los conflictos

Es fundamental enseñar a los niños a resolver sus conflictos de un modo positivo, ya que estos últimos suelen dar lugar a emociones negativas, pudiendo provocar discrepancia, tensión y enfrentamientos. Ademas, ayudarles a resolver conflictos aporta importante beneficios, se convierte en una herramienta de aprendizaje y desarrollo muy valiosa.

A través del conflicto podemos enseñar a nuestro hijo a experimentar una situación ideal de aprendizaje donde tendrá que idear soluciones, seleccionar la más adecuada y ponerla en marcha. Nos servirá para entrenar su capacidad de empatía, para que aprenda competencias básicas de negociación, escucha y dialogo y vaya adquiriendo la determinación para  tomar decisiones.

No se trata, pues, de evitar conflictos, puesto que éstos son habituales y aparecen en muchos momentos y facetas de la vida. Se trata, por tranto, de que lo afronten como algo natural, que forma parte de la vida y de la sociedad, y puedan desarrollar estrategias para su resolución.

Los estudios han puesto de relieve que los niños con alta empatía tienen también alta capacidad para resolver positivamente los conflictos. Ahora bien, más allá de cuestiones innatas, ¿podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar las habilidades que influyen en la resolución de problemas? Os dejamos aquí cinco consejos para que comprobéis que sí es posible hacerlo:

-Expresar las emociones e identificarlas: Si nuestros niños son capaces de expresar sus emociones y de verbalizar lo que les ocurre tendrán una valiosa herramienta para hacer frente a sus problemas. El enfado o la rabia tienen un origen, llegar a él hará más fácil analizar el problema y establecer soluciones dialogadas.

-Tolerancia a la frustración: . Saber tolerar la frustración, hacerles comprender que si las cosas no salen como ellos quieren o esperan, no tienen por qué verlo todo de forma negativa y caer en la frustración y el pesimismo. Ante la frustración, constancia y optimismo para rehacerse y seguir adelante.

-Ponerse en el lugar del otro: Como padres debemos ayudarles a percibir las necesidades de los demás, sus miedos e inquietudes. Para que sean más flexibles deberán aprender a escuchar. Nuestro papel o, al menos, lo que debemos intentar hacer es presentarles siempre la otra versión del problema.

-Resolver problemas jugando: Los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando y esto también se aplica a la resolución de problemas. Los juguetes educativos para niños cumplen en este ámbito una importante función permitiéndoles que se enfrenten a problemas,  activen su imaginación y creatividad para encontrar respuestas.

La magia de los Magos de Oriente

Tres reyes se aproximan. Vienen de oriente y estarán aquí en sólo unos días. Lo harán tras un largo viaje. Y llegarán cansados, pero traen en las alforjas de sus camellos…o en las escalintas de su carrozas kilos y kilos de ilusión en forma de caramelos, dulces…y especialmente juguetes.

Sus nombres son Melchor, Gaspar y Baltasar. Son puntuales y fieles a sus cita. Cada cinco de enero llegan a la Marina. Normalmente lo hacen por la tarde, entre las 18 y las 19 horas, siguiendo una bonita tradición, milenaria, que repiten también todos los municipios españoles y algunos países cercanos a España como Andorra, Polonia o República Checa.

La primera vez que arribaron a nuestro país fue en el siglo XIX, exactamente en el año 1855, cuando el gobierno central decidió celebrar la festividad de los Reyes Magos con una cabalgata popular para animar las calles y llenarlas de ambiente. Esta primera cabalgata parece que se celebró en la ciudad de Barcelona (al menos, así lo dice la documentación hallada) pero se cree que también se celebró en otras muchas ciudades de la Península Ibérica, siendo un acontecimiento para niños y adultos. Hay constancia escrita de que poco después tuvo lugar otra cabalgata de reyes en dos ciudades alicantinas con mucha tradición: Alcoy e Ibi.

La tradición se fue extendiendo, aunque no fue hasta principios del siglo XX cuando empezaron a hacerse representaciones teatrales sobre la entrega de los regalos por parte de los Reyes Magos al Niño Jesús. A cambio, se le pedía a los asistentes que donasen juguetes para aquellos niños que no tenían la suerte de recibir ninguno por navidad. Así pues, a partir de este momento la noche de reyes se convertió en un espectáculo popular por toda España donde tres hombres vestidos de reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, paseaban con sus pajes por la ciudad animando a los niños y recogiendo y regalando regalos para los más necesitados.

Hoy en día, la cabalgata de reyes en España es todo un clásico. Un día de magia y felicidad para los más pequeños. Un día señalado en el calendario, que además de poner la guinda perfecta a las fiestas navideñas en familia, se han converntido en todo un espectáculo de luz, color, fantasía música y un despliegue de medios casi sin paragón en muchas localidades, que echan el resto para regalar a sus vecinos y vicistantes una cabalgata inolvidable. Porque aunque no faltan a su cita, sólo llegan una vez al año. Y nadie quiere perdérsela. Al fin y al cabo, es cuestión de celebrarlo como toca.