Dejar a los niños solos en casa. ¿A qué edad? (Parte II)

La semana anterior comentamos en el blog de Xiquets.net, la guía de las familias de La Marina, la dificultad que suponía para muchos padres el hecho de dejar a los niños solos en casa, al menos las primeras ocasiones. Lo difícil que resultaba dar el paso.  Asimismo os trasladamos unos pequeños consejos para ganar en seguridad y tranquilidad. Pues bien, en este nuevo post vamos a daros algunas indicaciones más para completar el tema:

-Instrucciones claras y precisas, que no se preste a confusión ni le cree incertidumbre sobre algo que no controla. Cuando se va a dejar a un niño solo en casa es preciso que se detalle qué puede hacer y qué no. Cuando se produzca vuestra primera salida es incluso bueno que las dejéis recogidas por escrito y para que pueda leerlas y repasarlas si es necesario. Entre las indicaciones principales debería estar no abrir la puerta a extraños o no realizar uso de aparatos que conlleven riesgo como pueden ser los electrodomésticos que se encuentran en la cocina.

-Apuntadle números de contacto. Es imprescindible que si vuestro hijo siente la necesidad de hablar con vosotros pueda llamaros. Para ello es conveniente dejar apuntado vuestro número de teléfono e indicarle que llame si surge algo. Dejadle también un par de teléfonos de contacto por si sucede alguna emergencia. Educarle sobre los servicios de urgencia como la policía, bomberos y el servicio de urgencias médicas ambulancia será algo positivo en el caso de que aparezca un problema.

-Llamadle o enviadle mensajes. Decidle dónde estáis y cuando pensáis volver, aproximadamente. De esta forma lograréis transmitirle confianza y evitaréis que surjan brotes de ansiedad.

-Y, prácticamente la más importante, que engloba muchas de los consejos que hemos apuntado: enseña a tus hijos a ser autónomos. No es fácil, pero supuesto, pero depende en gran medida de nuestra actitud y constancia. Para ello os aconsejamos que aplaudáis las decisiones que tomen que conlleven un aumento de responsabilidad y fomenten su confianza. No sobreprotejas a tus niños y déjales libres para que, siempre de un modo seguro, puedan ir creciendo poco a poco y ser capaces de hacer las cosas por su cuenta.

Dejar a los niños solos en casa. ¿A qué edad? Primera parte

Dejar a los niños solos en casa es una de las dudas que asalta a los padres con mucha frecuencia. Sabemos que en algún momento debemos dar el paso y ser capaces de que nuestros hijos se queden en casa sin nuestra vigilancia o cuidado. De esta forma ganarán en autonomía y nosotros, en independencia. Es un paso conveniente y casi obligado, pero, ¿Cuándo darlo? ¿Qué edad debe tener nuestro hijo? ¿Cuál es el momento adecuado en el que podemos irnos y saber que puede estar en casa sin que haya a priori ningún problema?

Desde el blog de Xiquets.net, la guía de las familias de La Marina, hay que señalar en primer lugar que no existe una edad legal para dejar niños solos en casa, por lo que serán los padres, vosotros, quienes deberéis valorar esta opción, según la madurez, responsabilidad, características y condiciones de vuestro hijo. La mayoría de expertos considera que en muchos pequeños dichas aptitudes no se alcanzan hasta los siete años, pues es complicado que hasta esa edad un menor alcance conciencia de riesgo o sea capaz de resolver con éxito situaciones complicadas. El tramo de edades que aconsejan los expertos para que los niños empiecen a estar en casa sin supervisión de sus mayores es de los nueve a los doce años.

Ahora bien, antes de dejar solo a un niño en la vivienda es conveniente explicarle una serie de reglas e indicarle qué hacer si sucede algún imprevisto. Es decir, preparar la situación. A continuación os enumeramos una serie de puntos a tener en cuenta:

-Déjale comida preparada. Aunque el tiempo que se quede solo el niño sea pequeño y no coincida con unas horas cercanas a la comida o a la cena, es conveniente dejar siempre alimento disponible por si tiene hambre. Este consejo también es aplicable si se decide dejar solo a una mascota. Además, al dejárselo preparado, evitamos la posibilidad que intente cocinar por su cuenta y utilice objetos peligrosos.

-Cuando decidas dejarlo sólo, hazlo de manera progresiva. Si piensas dejar a tu hijo solo en casa durante periodos prolongados es mejor hacerlo paulatinamente. De este modo es mejor empezar dejando al niño en su habitación de manera solitaria durante un periodo de tiempo sin molestarle. Analiza cómo se siente o si requiere que estéis con él pasado un rato. Posteriormente es el momento de empezar a hacer salidas del hogar muy cortas, como ir a tirar la basura. Será entonces cuando nuestro hijo esté solo en casa durante unos minutos, pero sabiendo siempre que volverás inmediatamente. Pregúntale cómo se ha sentido y empieza a hacer que los momentos en los que se queda en la vivienda sean cada vez más prolongados.

Deja al niño ocupado en algo. El tiempo pasa más rápido cuando hacemos algo que nos gusta. Una actividad que le mantenga distraído hará que no eche tanto de menos vuestra presencia y evitará que se mueva por la casa y pueda realizar acciones que conlleven riesgos. Ver la televisión, jugar o hacer deberes son algunas de las acciones que mantienen al niño concentrado.

La elección de la cuna: Una tarea importante

La elección de la cuna es una de las primeras y más importantes decisiones que deben afrontar los padres, especialmente si hablamos de padres primerizos.

¿Cómo debe ser la cuna? A la hora de elegir la cuna, hemos de tener en cuenta una serie de parámetros que combinen seguridad y comodidad, las dos variables que deben garantizar el bienestar del bebé. En cuanto a los materiales, aunque puede ser de metal, la madera es el material más utilizado por ser el más higiénico. Para evitar los golpes, la madera se reviste con una línea textil de chichoneras forradas de espuma, una especie de almohadas que se ponen alrededor de los cabezales y laterales para proteger la cabecita y amortiguar los golpes. No obstante hay que tener en cuenta que la cuna es para dormir y no para jugar.

Otra característica a considerar es la movilidad/estabilidad. Las cunas pueden tener incluso cuatro ruedas, siempre y cuando dos de ellas tengan freno. También se puede optar por la solución mixta, dos ruedas y dos patas. No obstante, si se prefiere asegurar la ausencia de movilidad del mueble, en las tiendas encontraréis también cunas sin ruedas, es decir con cuatro patas.

En todo caso,  una buena cuna debe ser amplia para permitir una buena movilidad de piernas y brazos., con una plataforma (para apoyar el colchón) que debe ser firme y disponer de tener varias posiciones, de forma que cuando el niño vaya creciendo podamos ponerla más baja.

Las paredes laterales de la cuna estarán formadas por barrotes con una altura de unos 70 u 80 cm y tendrán una separación que impida que el niño pueda sacar la cabeza entre ellos, pero debe permitir una amplia visión al niño. Las paredes del cabecero y los pies pueden estar formadas por barrotes o paneles enteros. En cuanto al colchón, tanto de la cuna como de la cama, debe ser firme (evitar los blandos) y nunca usarse como almohada.

¿Cuándo trasladar la cuna a la propia habitación del niño?

Otro asunto no menos importante es el traslado de la cuna de la habitación de los padres a la habitación del niño. Ello depende de vosotros, no de vuestro hijo. Obviamente es más cómodo tenerlo al lado para darle el biberón o el chupete, pero lo mejor es que cuanto antes disfruten de su propio espacio. Es un error tener a los niños mucho tiempo con sus padres y, sobre todo, meterlo en la cama con ellos cuando llora porque tiene el riesgo de que se acostumbre a ello y no quiera estar solo.

Conviene no confundir la soledad del niño durante el día con que tenga que dormir en su propia habitación. Por eso los pediatras recomiendan tener una radio encendida en su habitación mientras no duerme, para que no se sienta solo.

El papel de los abuelos

En la sociedad de hoy día, donde el tiempo es un valor preciado y cada vez más escaso, la figura de los abuelos es más que imprescindible para poder conciliar la vida familiar y laboral…o simplemente para disfrutar de un rato de ocio e intimidad en pareja.

Sin embargo, la casi absoluta predisposición de los abuelos para cuidar de los nietos no debe hacernos olvidar el papel que deben ocupar ellos….y sobretodo nosotros en la educación de nuestros hijos.  En suma: El rol de los abuelos no debe confundirse con el de los padres. Por ello, ni podemos ni debemos traspasarles la que es nuestra responsabilidad,  abusando de su confianza y de la devoción que sienten por los niños, a los que generalmente cuidan y miman como nadie.

Del mismo modo, tampoco hay que  cederles demasiado protagonismo aún cuando lo reivindiquen. Será básico mantener una distinción clara de los papeles. Parece justo que les permitamos que concedan algunos caprichos a los nietos y que adopten, en determinadas ocasiones, una actitud distinta con una mayor permisibilidad, aunque deberemos controlar esta conducta para limitarla, siendo necesario en algunos casos incluso advertirles de la situación.

Respeto y diálogo

Es necesario que entre los padres y los abuelos exista una relación serena, libre de celos y respetuosa, en la que abunde el diálogo y se marque el ámbito de actuación de cada uno. Los abuelos, por un lado, deben prestar su ayuda de manera libre, no forzada, respetando siempre las decisiones de los padres, y limitándose a aconsejar y apoyar las decisiones de estos últimos. Es esencial  evitar las críticas o soluciones fáciles. Por su parte, los padres deben respetar las ideas y consejos de los abuelos, muchos de los cuales resultan de gran valía. Recordad aquel dicho: “Sabe más el diablo por viejo, que por diablo”.

En definitiva,  es incuestionable que los abuelos un recurso preciado, por no decir impagable. Y no sólo por el cuidado que dan a nuestros hijos, sino también porque han sido padres y pueden ofrecer muchos consejos útiles.

Trucos para distribuir y ordenar una casa con niños

Distribuir y ordenar una casa donde hay niños es tan importante como, en muchas ocasiones, difícil. Además, para que el niño aprenda a ordenar es imprescindible que cuente con un mobiliario adecuado, en el que todo esté pensado al detalle y que responda a sus necesidades de almacenaje.

 

Conscientes de ello, en el blog de Xiquets.net, la guía de las familias de la Marina Alta, os vamos a dar una serie de consejos para que podáis hacer hueco para todo y encontrar aquello que necesitéis en cada momento. Y, a poder ser, con la ayuda de vuestros hijos:

 

-Facilitar el orden: A medida que crecen, el espacio se va llenando y es difícil mantenerlo despejado. Los muebles deben estar a su altura para facilitar los hábitos y el orden. Baúles y arcones son piezas muy prácticas.

 

-Crear rincones: A los niños les encanta tener zonas de interés distintas y rincones donde estimular la imaginación y jugar a ser… Cuando crecen y el escritorio se impone, la zona de juegos puede convertirse en un chill out con pufs apilables.

 

-Asegurar el espacio: La tarea de los padres consiste en guardar lo necesario (no acumular) y usar un mobiliario que aproveche al máximo el espacio.

 

-Las Habitaciones: Si son pequeñas, lo más práctico es disponer de mobiliario a doble altura, con camas arriba y zonas de juego o estudio debajo. Y en cuanto a las habitaciones de bebés (de 0 a 2 años), que suelen necesitar pocos elementos, lo más importante será crear una zona blanda, que se puede crear con una alfombra y varios cojines. A esa edad, los niños aprenden a través de los cinco sentidos y es básico evitar superficies duras.

 

-Un espacio para cada cosa: Folios, lápices o tinta de impresora, todo tiene su lugar si se trata del escritorio. Lo mismo pasa cuando se trata de juguetes, sean cochecitos o construcciones de madera: deben tener un sitio para guardar.

 

-Ropa y complementos: conviene equipar el armario con una zona de colgar con dos barras para,  más adelante, quitar la más baja y hacer allí otra zona para guardar ropa. Un perchero nos ayudará a que dejen la ropa del día siguiente preparada.  Recuerda que las niñas necesitan más cajas y cajoncitos para guardar sus gomas, sus collares, pañuelos… y que el armario de los niños puede ser más sobrio.