Hace pocos días celebrábamos el Día de las Bibliotecas. Y no de las virtuales. Las de toda la vida, aquellas a las que hemos ido todos (en mayor o menor medida) cuando necesitábamos consultar algo en la enciclopedia, hacer un trabajo en grupo con los compañeros de clase, estudiar para algún examen o simplemente pedir prestado algún ejemplar de nuestro cómic favorito.
Pues quizás la celebración de esta efeméride sea una buena oportunidad para acompañar a nuestros hijos a la biblioteca municipal, o a la del barrio. Sí, es cierto. En internet encontramos prácticamente toda la información que necesitemos. Rápidamente, con un solo click. Pero ir a la biblioteca es mucho más que pasar una pantalla, conectarnos a google o mover el ratón hasta encontrar el término deseado. Es rodearnos de libros y de cultura, nos ayuda a escuchar el silencio y nos permite contagiarnos de un clima de concentración, tranquilidad e incluso relax.
Nos ayuda a recordar que los libros, los de siempre, los impresos, los de toda la vida, siguen estando presentes en las estanterías, esperando que los consultemos o que nos llevemos para saborearlos. Estas sensaciones son las que deben experimentar nuestros hijos o, al menos, tratar de conocerlas. Un lugar donde convive en harmonía mucha gente con diferentes inquietudes, conocimientos, objetivos y condición social, pero que sigue siendo un lugar de referencia para muchas generaciones. Déjale que curiosee, que pregunte, que busque títulos o libros, que toquetee (siempre con cuidado) y que experimente lo que es y se siente en una biblioteca.
Además, hoy día las bibliotecas están en sintonía con las nuevas tecnologías, de forma que el acceso a internet, los catálogos digitales, los libros electrónicos….también están presentes en la mayor parte de bibliotecas, propiciando un entorno digital en el que los niños se sentirán muy cómodos. Asimismo, y para los más pequeños, las bibliotecas preparan ciclos con cuentacuentos, actuaciones teatrales o presentaciones de títulos para un público infantil, lo que resulta entretenido y enriquecedor.
Recuerda que acercar a los niños a la biblioteca es acercarlos a los libros, al conocimiento, a la cultura y una forma romper la rutina que suponen las infinitas actividades extraescolares, los videojuegos o el entorno de su habitación, donde a menudo se agobia o se aburre cuando llega el momento de hacer la tarea del colegio.