Abrígalos en invierno

Ha llegado el frío a la Marina….y de qué forma. Tras el llamado ‘veroño’ los termómetros han bajado de los diez grados y eso lo hemos notado los mayores…y también nuestros peques. Tanto en el interior de nuestras comarcas como en la costa ya notamos este gran cambio de temperatura que nos ha obligado, casi de repente, a buscar en el armario nuestras prendas para el invierno. Las nuestras y las de ellos, claro. Pero, ¿cómo los abrigamos para evitar que se nos constipen? ¿Qué ropa de abrigo les convienen más?

Cuando tenemos bebés una de las tendencias más habituales de los padres es la sobreprotección contra el frío. Intentamos evitar tanto que los niños se resfríen que nos solemos exceder, y a veces de forma exagerada, en la cantidad de ropa que les ponemos encima. Es verdad que los niños necesitan un poco más de calor que los mayores… pero sin necesidad de convertirlos en muñecos ‘Michelín’.

Ahora bien, ¿Cómo saber si tienen mucho o poco frío? Evidentemente midiendo su temperatura. Para ello resulta útil comprobar la temperatura del niño tocando la parte trasera del cuello, ya que en otras partes habituales que solemos tocar, caso de las manos o los pies, suelen estar siempre fríos y no son lo suficientemente indicativos. A todo ello, es importante escuchar sus necesidades y verificar si están calientes o fríos. No vale sólo con nuestra sensación. Y recuerda que, como los mayores, cada niño o bebé también es diferente.

Otra medida necesaria es añadirles o quitarles capas de ropa cuando la temperatura oscile mucho entre un lugar y otro, es decir,  cuando estemos en el interior o en el exterior. Resumiendo: Si entras en una cafetería, tienda de ropa o centro comercial y te quitas el abrigo porque tienes calor, haz lo propio con tu peque. Según cuál sea la temperatura lo mismo no hace falta quitarlo todo, pero al menos deberíamos abrirles el abrigo y quitarles guantes y bufanda si los llevan.

Además de prendas de vestir, los accesorios de invierno (guantes, bufandas…) nos permitirán enfrentarnos a las frías temperaturas con solvencia. Se trata simplemente de abrigarlos más (tal y como hacen en otros países donde están acostumbrados al frío) y hacer vida normal con nuestros niños, si generar ningún tipo de drama ni histeria.