Leer en papel y con ilustraciones, lo mejor para  el desarrollo cognitivo de los niños

En un mundo como el nuestro donde el poder de la imagen en tan grande y en el que las nuevas tecnologías lo copan todo, se ha vuelto a reivindicar la importancia de la lectura de libros ilustrados, los de siempre, por encima de aquellos que incorporan audio o animaciones en formato digital.

Lo ha hecho la American Academy of Pediatrics (AAP), una institución mundial de primer orden, que recomienda a los padres que comiencen a leerles a sus hijos tan pronto como sea posible -incluso justo después del nacimiento- y que limiten el uso de los medios de comunicación sobre pantallas, decantándose claramente por los libros de siempre, aquellos con texto e ilustraciones sobre formato de papel.

Una nueva investigación sobre el desarrollo del cerebro muestra que los libros de aplicaciones pueden ser incluso menos efectivos que simplemente leer a un niño un libro en voz alta. Los primeros informes del estudio, que se presentará en una próxima reunión de Pediatric Academic Societies, concluye que los cuentos ilustrados pueden proporcionar una estimulación cerebral óptima en comparación con los cuentos animados y de audio.

Para llevarlo a cabo se presentaron a  27 niños tres historias diferentes de cinco minutos del mismo autor en diferentes formatos (audio, ilustrado y animado). Usando imágenes de resonancia magnética funcional, se observaron que áreas del cerebro se activaban durante cada una de ellas.

Los cerebros de los niños se activan de manera diferente en los lectores emergentes dependiendo de cómo se les suministre el contenido. El audio sólo, genera poca activación cerebral, lo que significa que tocar un audiolibro o leer sin dejar que el niño lo vea o sostenga no es muy efectivo. Lo contrario, es decir, un libro de animación sobre pantalla deja al niño con muy poco que hacer en términos de activar su cerebro para entender el contenido. El método, por tanto, es leerle mientras se le muestran las ilustraciones estáticas, lo que implica una mayor interacción en el cerebro y se desarrolla una mayor conexión con el contenido.

Por tanto, el audio sólo puede ser demasiado frío a esta edad, requiriendo más esfuerzo cognitivo para procesar la historia; y la animación puede inhibir la imaginación, haciendo que esta sea menos necesaria, lo que debilita la reflexión activa.

Así pues los expertos determinan que la ilustración clásica de los libros impresos proporciona el equilibrio adecuado para estimular la imaginación y la reflexión.