Mi hijo no para de jugar al Fornite: ¿Qué puedo hacer?

Seguro que habréis oído hablar del ‘Fortnite. O posiblemente estéis ‘hasta el gorro’ de escuchar a vuestro hijo mencionarlo o jugar a él. Fornite hace mención al nombre de un juego de consola que está causando furor entre niños y adolescentes. De hecho, está arrasando entre los escolares a partir de 7 años y monopoliza conversaciones, bromas, situaciones y representaciones en muchos hogares y patios de colegio.

Se trata de un juego de supervivencia, donde compiten hasta 100 jugadores en línea,  y en que solo puede quedar un jugador vivo, así que se trata de matar a todos los demás. El peligro del juego, además de su contrastado carácter violento por los contenidos y lo que representa, reside en su carácter gratuito, ya que basta con descargarlo en cualquier dispositivo para poder jugar. Además, se ha vuelto tan popular que cuenta con el apoyo de muchos famosos de todo tipo, incluidos gamers profesionales que ganan más de medio millón de euros subiendo a Youtube sus partidas.

La adicción que entraña (como podéis constatar no sólo por las conversaciones de vuestros hijos, sino también por las horas que le dedican ante la pequeña pantalla) o la agresividad que se desprende de las situaciones que aparecen en la pantalla) se añaden otros problemas derivados de este tipo de videojuegos  el tema de la Seguridad (desconocemos la identidad de muchos de los jugadores con los que pueden compartir el juego nuestros hijos por las mismas características del Fornite), el sedentarismo o la obesidad, que aparecen como efectos secundarios ocasionados por todas las horas que invierten en el (sin olvidar cuestiones como las malas posturas o el cansancio visual) y problemas de socialización (los niños ya no hablan cara a cara sino a distancia y por medio de auriculares.

Ante esta realidad, ¿Cómo pueden actuar los padres?

Lo primero que podemos y debemos hacer es limitar el uso de tiempo que emplean con la videoconsola. Para ello os recomendamos que negociéis con vuestros hijos: Se debe intentar llegar a un consenso, como dejarle terminar la partida (suelen durar una media de 20 minutos) si a cambio deja la consola sin protestar, o no la coge al día siguiente… Así verá que le entendemos, porque abandonar el juego en medio de una, significa dejar a sus compañeros en la estacada y perderán todos los puntos que hayan ganado durante ese encuentro. Eso enfadará mucho al hijo, así que mejor programamos el tiempo para advertirle que “esa partida, será la última del día”. Y todos salimos ganando.

El tema de la seguridad: Convendrá explicarles los peligros que implican compartir cualquier tipo de datos con esos jugadores desconocidos que le asocia el juego cuando no está en un equipo con los amigos.

Y, en tercer lugar, evitar las compras no deseadas. Recordad que en las consolas y móviles hay que configurar la seguridad en las compras para que los menores no puedan acceder sin permiso. Porque el juego no pone barreras. Si tienes una tarjeta de crédito activa y ninguna restricción de seguridad en la consola o en el móvil, la compra no es problema ninguno.