Niños hiperactivos

La hiperactividad es una enfermedad cada vez más frecuente en los niños. Afecta fundamentalmente a la capacidad para mantener la atención y controlar los impulsos debido a un exceso de movimiento. Sin embargo, si se aborda desde la infancia es más fácil tratarlo y reducir su incidencia.

 

¿Cómo detectarlo?

Hay ciertos síntomas que delatan esta enfermedad en los pequeños.  En el colegio, por ejemplo, los niños que padecen hiperactividad suelen presentar un bajo rendimiento escolar, a pesar de tener capacidades intelectuales normales o incluso superiores a la media. También son frecuentes los problemas a la hora de relacionarse con otros niños. Todo ello nido al hecho de que no paran de recibir críticas, provocan que su autoestima se resienta, de modo que estos niños suelen tener una percepción bastante negativa de si mismos, según confirman los especialistas.

Los propios médicos recomiendan, en estos casos de hiperactividad, abordar la enfermedad desde una perspectiva multidisciplinar, es decir, tanto neuronal como relacional, implicando en todo momento a los padres, a los que se debe proporcionar la información necesaria. Si no se trata durante la infancia, se corre un serio riesgo de que entre un 60 y un 80% de los niños que la sufren continúen padeciendo esta enfermedad durante la edad adulta.

Y es que con la edad, el componente hiperactivo tiende a disminuir, pero la falta de atención y la impulsividad persisten de modo que, si no se actúa desde edades tempranas, los niños tendrán problemas de adaptabilidad social en la adultez, contrayendo mayor riesgo incluso de presentar conductas de riesgo e incluso adicciones.

Bulling o acoso escolar: un problema del siglo XXI

Por desgracia, el bulling o acoso escolar es un tipo de maltrato psicológico que se ha convertido en tendencia en la actualidad. En España, se estima que un 1,6 por ciento de los niños y jóvenes estudiantes sufren por este fenómeno de manera constante y que un 5,7 por ciento lo vive esporádicamente. Entre los 11 y los 14 años es el momento en el que se producen más casos de bulling.

La falta de respeto, de tolerancia y de educación está detrás de la mayor parte de casos de acoso escolar. Y en nuestros días, el alcance de internet y la presencia de las redes sociales todavía facilitan e incluso motivan a los pequeños para iniciarse en este tipo de comportamientos inadecuados.

Los expertos distinguen varios tipos de Bulling, desde el físico (agresión directa, robos o daños materiales en los objetos personales de la víctima), hasta el verbal, que es el más habitual y sólo deja huella en la víctima, al que se mina la moral a través de constantes humillaciones en público, insultos, motes, menosprecios, propagación de rumores falsos o mensajes telefónicos ofensivos.

Pero también se suele dar el maltrato Psicológico (aquel que se realiza mediante amenazas para provocar miedo u obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer…) o la social, consistente en la exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima.  En la práctica, los acosadores impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia y no contando con él/ ella en las actividades normales entre amigos o compañeros de clase.

Cómo luchar contra el acoso escolar

Prevenir el acoso escolar es una labor que los padres deben comenzar en casa, educando en empatía a su hijo, ayudándole a ponerse en el lugar del otro y haciendo comprender al pequeño que es importantísimo que se acepte cómo es, aprendiendo a asumir sus defectos.

¿Cambio de colegio? Lo cierto es que cada niño es un mundo y cada situación puede ser diferente. Si el niño solicita de forma reiterada este cambio de centro, hay que pensarlo y analizarlo detenidamente.

Con independencia del colegio, el niño necesita contar con habilidades socioemocionales, para lo que es importante que los padres cuenten con la ayuda del colegio y en algunos casos de un especialista para que sus hijos sean autónomos, se sientan seguros y asienten unas bases de comportamiento que consigan que el niño se respete y respete a los demás.

Manualidades para niños de conejos de Pascua

Como estamos en Pascua, en el apartado de manualidades del blog de Xiquets.net os os proponemos que creéis suaves conejos de Pascua con bolas de porexpán y algodón. Y que lo hagáis con vuestros hijos. Los conejitos que fabriquéis podéis utilizaros para regalar, para decorar la casa, o simplemente para divertiros. ¿Comenzamos?

Material:

  • 2 bolas de porexpán
  • 1 huevo de porexpán
  • Goma eva
  • Alfileres
  • Ojitos de plástico
  • Plumas
  • Tijeras
  • Pistola de silicona
  • Laca de uñas

Instrucciones:

En primer lugar hay que pegar las dos bolas de porexpán entre sí y después impregnarlas con cola blanca para poder ir poniendo trocitos de algodón poco a poco. No olvides recortar el sobrante para que el pelo del conejito quede uniforme. A continuación pégale los ojitos de plástico y un trocito de algodón detrás a modo de colita.

Una vez acabes con ello, recorta dos triángulos de goma eva de distintos colores,  uno más grande que el otro. Pégalos entre sí por la base y después pasa un alfiler para poder pincharlo en la cabecita del conejo. Serán sus orejas. Si quieres darle un toque muy especial, pega unas plumitas en la base y recorta unos piececitos y una nariz de goma eva rosa.

Por último, sigue el mismo método utilizado para hacer también  unos cuantos huevos de Pascua. Ponlos en una caja, decora con plumas y… ¡A disfrutar!

Trucos para distribuir y ordenar una casa con niños

Distribuir y ordenar una casa donde hay niños es tan importante como, en muchas ocasiones, difícil. Además, para que el niño aprenda a ordenar es imprescindible que cuente con un mobiliario adecuado, en el que todo esté pensado al detalle y que responda a sus necesidades de almacenaje.

 

Conscientes de ello, en el blog de Xiquets.net, la guía de las familias de la Marina Alta, os vamos a dar una serie de consejos para que podáis hacer hueco para todo y encontrar aquello que necesitéis en cada momento. Y, a poder ser, con la ayuda de vuestros hijos:

 

-Facilitar el orden: A medida que crecen, el espacio se va llenando y es difícil mantenerlo despejado. Los muebles deben estar a su altura para facilitar los hábitos y el orden. Baúles y arcones son piezas muy prácticas.

 

-Crear rincones: A los niños les encanta tener zonas de interés distintas y rincones donde estimular la imaginación y jugar a ser… Cuando crecen y el escritorio se impone, la zona de juegos puede convertirse en un chill out con pufs apilables.

 

-Asegurar el espacio: La tarea de los padres consiste en guardar lo necesario (no acumular) y usar un mobiliario que aproveche al máximo el espacio.

 

-Las Habitaciones: Si son pequeñas, lo más práctico es disponer de mobiliario a doble altura, con camas arriba y zonas de juego o estudio debajo. Y en cuanto a las habitaciones de bebés (de 0 a 2 años), que suelen necesitar pocos elementos, lo más importante será crear una zona blanda, que se puede crear con una alfombra y varios cojines. A esa edad, los niños aprenden a través de los cinco sentidos y es básico evitar superficies duras.

 

-Un espacio para cada cosa: Folios, lápices o tinta de impresora, todo tiene su lugar si se trata del escritorio. Lo mismo pasa cuando se trata de juguetes, sean cochecitos o construcciones de madera: deben tener un sitio para guardar.

 

-Ropa y complementos: conviene equipar el armario con una zona de colgar con dos barras para,  más adelante, quitar la más baja y hacer allí otra zona para guardar ropa. Un perchero nos ayudará a que dejen la ropa del día siguiente preparada.  Recuerda que las niñas necesitan más cajas y cajoncitos para guardar sus gomas, sus collares, pañuelos… y que el armario de los niños puede ser más sobrio.

Prepara en casa con tus hijos la Mona de Pascua

La Mona de Pascua es uno de los dulces más típicos de la Semana Santa. Probablemente el que más.  Y también la podemos preparar en casa, con ayuda de nuestros hijos y disfrutando de la cocina con ellos. Una forma de divertirnos, compartir tiempo con los pequeños y enseñarles tradiciones gastronómicas. Aquí va la receta:

Ingredientes:

500 gramos de harina

150 gramos de azúcar

25 gramos de azúcar granulado

4 huevos

130 gramos de manteca de cerdo

150 ml de leche

1 sobre de levadura en polvo

100 ml de agua

1 vaso de agua de azahar

1 huevo duro sin pelar o 1 huevo de chocolate

Elaboración:

El primer paso será poner 150 gramos de harina en un recipiente amplio y añadir la levadura, previamente diluida en un vaso de leche templada. Posteriormente se amasa la mezcla hasta conseguir una bola; haremos un corte en el centro y dejaremos reposar hasta que doble su volumen inicial.

Después se templa el agua en un cazo con el resto de la leche, el azúcar, la manteca de cerdo y el agua de azahar. En un recipiente liso se pone la harina en forma de volcán y se incorpora esta mezcla.

Se amasa y se añaden los huevos uno a uno hasta conseguir una masa compacta. Se une esta masa a la que se había dejado reposar previamente. Se tapa y se deja fermentar en un lugar templado durante 2 horas.

Cuando haya duplicado su volumen de nuevo, se amasa hasta formar una bola, se aplasta y se pone sobre una placa de horno engrasada. Se hace un hueco en el centro y se coloca un huevo crudo para que no se cierre. Se bate un huevo y se pincela la rosca.

Por último sólo quedará espolvorearlo con azúcar granulado y hornearlo durante 30 minutos. Servir frío y decorado con un huevo cocido o de chocolate en el centro.

Aprender a montar en bicicleta: Los primeros pasos

Prácticamente todo el mundo sabe ir en bicicleta. Es algo que hacemos de forma automática, sin pensarlo. Lo hacemos sin más. Pero porque lo aprendimos en su momento. Y ¿Os acordáis de ese día? ¿Cuántas veces os fuisteis al suelo practicando? Seguro que muchas.

Montar en bicicleta, como tantas cosas, es algo que se aprende y, con la práctica posterior, ya no se olvida. Sin embargo, para nuestros hijos pequeños puede convertirse en un problema si no les ayudamos a afrontarlo con naturalidad y sin los miedos característicos, aunque habrá que aconsejarles y tomar ciertas medidas de seguridad para evitar más golpes de la cuenta.

Equilibrio

En esta primera fase, posiblemente la más importante, nuestro hijo debe aprender a mantener el equilibrio sobre la bicicleta de una forma progresiva y segura. Las bicis sin pedales y los remolcadores para bicicletas pueden ser dos sistemas rápidos y efectivos para que nuestro hijo aprenda a mantener el equilibrio, aunque la gran mayoría de personas se inclina por el método tradicional, es decir, a través de una bici convencional y dejando margen de actuación al pequeño para que se familiarice con este método de transporte y gane en confianza.

Sea cual sea el método, habrá que inclinarse por una bici donde el asiento se pueda bajar de manera que los pies del niño toquen el suelo para apoyarse. Y, al no estar acostumbrado a pedalear, lo mejor será buscar una cuesta corta y no con demasiada pendiente para que pueda deslizarse con equilibrio y controlando la velocidad y la bicicleta.

Con respecto a los ruedines que llevar algunas bicis, no parecen demasiado recomendables por cuanto provocan que la bicicleta pierda un eje de movimiento clave, el longitudinal. Es cierto que pueden ayudar a pedalear, a frenar… pero no a mantener el equilibrio ni a girar, ya que impiden que la bici se incline con independencia del terreno, distorsionando el movimiento natural que experimentamos cuando vamos subidos en una bicicleta.

 

 

Pedaleo

Una vez han aprendido a mantener el equilibrio (deslizándose por la pendiente con los pies en los pedales) habrá que aleccionarles para que comiencen a pedalear para desplazar la bicicleta de manera autónoma, controlando la frenada.

Montar en línea recta

El tercer paso será aprender a montar en línea recta. Para ello habremos de buscar una zona llana donde pueda practicar la arrancada, a pedalear en línea recta de una manera suave y estable, con un pedaleo consistente y seguro.

Añadir giros

Cuando ya tenga controlada la arrancada, el pedaleo y la frenada, tocará acompañarle a circuitos con curvas para que aprenda a girar, a la vez que va afianzándose  sobre la bici para poder circular con seguridad.

Y, lo más importante: hay que tener paciencia para que el niño aprenda paso a paso, sin prisa y siempre seguro.