¿Poner fotos de mis hijos en Facebook o Instagram?

La irrupción de las redes sociales ha cambiado nuestras vidas y la de nuestras familias. La forma de relacionarnos, el acceso a información que forma parte de la vida íntima o personal, la privacidad… y también la seguridad. Y cuando hablamos de menores, todavía más, especialmente por la práctica habitual de subir foto, vídeos e identificar a sus protagonistas.

En primer lugar cuando publicamos fotos de nuestros hijos en la red estamos haciendo público un espacio que, teóricamente, corresponde a la escena privada. No debería pasar nada, pero es cierto que en internet se mueven también pederastas y otros perfiles similares que sienten fijación extrema por ver a menores con determinadas pintas o en contextos concretos.

No es cuestión de alarmar, ya que colgar una foto de nuestro hijo en Facebook o Instagram no tiene porqué desembocar obligatoriamente en un episodio de estas características, pero no es menos cierto que tengamos más que ganar que perder. Es como aquel dicho de: “Evita la ocasión y evitarás el peligro”.

Más allá del debate sobre “a dónde van a parar estas fotos” y el evidente peligro que esto supone, existe otra cuestión que rara vez nos planteamos cuando compartimos fotos de familiares, amigos o de nuestros propios hijos. Y es la vulneración de su derecho a la intimidad. Un derecho, que también en el caso de los niños, está protegido por distintos reglamentos tanto a nivel nacional como internacional, y que los padres y Estados (en última instancia) deben respetar y –sobre todo- proteger.

La privacidad de los niños españoles está defendida por la Ley española de Protección del Menor, el Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea y la Convención de Derechos de los Niños. La ley deja bien claro que, en caso de existir una sobreexposición, podría considerarse que los padres están incumpliendo su obligación de proteger al menor.

De hecho, los psicólogos insisten en que la vida privada del niño es suya, no de sus padres. Por tanto, y aunque nos puede parecer muy gracioso y simpático, y ese a hacerlo sin maldad, al niño igual no le gusta tanto aparecer de determinadas maneras o con algunas vestimentas en internet. Resultan todavía extrañas las quejas de los niños y los menores, pero los expertos aseguran de que, en un futuro, éstas irán a más.

Si estás embarazada… ¡Ponte el cinturón de seguridad!

En caso de accidente de tráfico, una embarazada puede sufrir lesiones que lleven a la muerte del futuro bebé. Según informa la Dirección General de Tráfico, el cinturón de seguridad reduce un 50% ese riesgo.  El cinturón de seguridad es el elemento de seguridad pasiva más importante, por lo que además de ser de uso obligatorio por ley desde 1974 (en carretera) y desde 1992 también en zona urbana -tanto en los asientos delanteros como traseros-  hay que ajustárselo adecuada ente.

La DGT subraya que los accidentes de circulación pueden llegar causar la interrupción de entre 200 a 700 embarazos al año durante la gestación, por ello, es necesario recordar que el uso del cinturón de seguridad también es obligatorio durante la gestación, porque es el elemento de prevención más importante cuando se viaja en automóvil.

La regla de oro es abrochárselo y ajustárselo adecuadamente, es decir, ni cruzando el abdomen ni apoyándolo en las mamas. Y nunca seguir  trucos y consejos como ponerse un cojín entre la tripa y el cinturón para que no te oprima. Las consecuencias más graves de un accidente de tráfico para una gestante pueden ir desde fallecimiento al desprendimiento de placenta, hemorragias, aborto, parto prematuro, lesiones fetales, etc.

Y si tienes niños, ¡No olvides montarlos en la sillita!

Pero esta normativa no sólo afecta a los adultos y embarazadas, sino que los menores también deben viajar correctamente sentados en una ‘sillita’ (SRI) adecuada a su talla y peso. Además de ser obligatorio para todos lo ocupantes de una altura inferior a 1,35 metros de altura, los expertos aseguran que el 75% de las muertes infantiles y el 90% de los daños graves que se producen en un accidente de tráfico se podrían evitar si los más pequeños viajaran en su correspondiente sillita.

En este sentido resulta fundamental conocer las características de la sillita que vamos a comprar así como leer las etiquetas de homologación, las reglas para no equivocarse al comprarla y cómo funciona el sistema de anclaje Isofix, entre otros temas.