Modelos de padres ‘sobreprotectores’

En un post anterior que publicamos en el blog de Xiquets.net os hablamos del concepto de hiperpaternidad. Hoy, haciéndonos eco también del testimonio de la escritora y comunicadora Eva Millet, queremos ahondar en esta tendencia educativa subrayando los distintos modelos de padres/madres que origina el mismo:

Modelos de padres/madres que crea el modelo de crianza de la hiperpaternidad:

-‘Helicóptero’: Sobrevuelan sobre los niños como un helicóptero.

-‘Quitanieves’: son padres que en lugar de preparar a sus hijos para el camino, preparan el camino para sus hijos, allanándoselo y retirando cualquier posible obstáculo.

-‘Tigre’: madres que no quieren un niño renacentista. Es decir, no prefieren que toquen muchas teclas sino que sean brillantes en algo concreto.

-‘Guardaespalda’: Son aquellos que literalmente dicen “no toque usted a mi hijo”.

-‘Manager’: sus hijos son las futuras estrellas del deporte: Messi, Rafa Nadal…son los mejores y saben más que nadie en esa disciplina.

-‘Bocadillo’: es un modelo más discreto pero también común. Es aquello de seguir al niño allá por donde va con el bocadillo o el tupper para evitar que muera de inalición esa tarde.

Qué pueden hacer los padres

En primer lugar hay que incidir en el papel de los padres, que deben ser capaces de observar pero no intervenir a las primeras de cambio en todo aquello que afecte al comportamiento y hábitos de su hijo. Recordad que sobreproteger es desproteger. Los padres creen que para ser buenos padres los niños deben ser intocables y no deben sufrir ningún tipo de frustración o dificultad en la vida. De esta forma les estás incapacitando porque le restas una de las herramientas básicas de la vida: la autonomía.

La paciencia es un atributo fundamental Hacer entender a los niños que no todo es de color de rosa, sino que existen emociones buenas y malas como la rabia, la tristeza, la impotencia…que deben aprender a gestionar. De lo que se trata  es evitar que el niño sea narcisista.

También es muy positivo ofrecer alternativas para evitar la frustración. Enseñarles que es posible perder, que la derrota es algo común y natural y que no ocurre nada por equivocarnos o no ser los mejores. De hecho nos formamos mucho a base de caernos y volvernos a levantar.

Y por último hay una cuestión fundamental: los niños deben tener tiempo para jugar. En este modelo hiperpaternidad en el que los días están sobrecargados de actividades extraescolares, los niños no tienen tiempo para jugar, cuando esto es la esencia de la infancia. Juegos ya sean acompañados o únicamente con ellos mismos. Porque, además, en el mismo juego los niños pueden adquirir valores tan valiosos como el trabajo en equipo, la creatividad, la resiliencia, la cooperación para lograr un objetivo común o aprender a controlar la frustración.