Por nuestra forma de vida, la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar, las necesidades económicas…en muchos hogares el padre y la madre trabajan todo el día, por lo que es muy normal que los niños, a partir de los 10 años, estén solos en casa cuando llegan del colegio, por lo que será difícil controlar si meriendan, qué meriendan y a qué hora lo hacen. Esos mismos niños al mediodía también puede que hayan comido solos si la escuela ha compactado en las mañanas el horario de clases.
Esta situación, que es bastante habitual, se considera que es un factor que potencia o precipita la aparición de trastornos alimentarios que pueden llegar incluso a ser graves. Hablamos de casos como la anorexia nerviosa, que ya afecta a casi el 1% de la población joven, y que se suele iniciar a partir de los 10 o 12 años, cuando aparece la obsesión descontrolada por dejar de comer para perder peso corporal, a lo que se une una alteración en la percepción corporal de la que los propios niños no son conscientes.
También puede aparecer la bulimia nerviosa, que se traduce en un descontrol y desmesura de lo que se come, es decir, atracones a doquier para luego intentar vomitarlo de forma dañina y compulsiva. La bulimia afecta en nuestro país al 2% de los jóvenes. Otro trastorno infantil alimentario que puede aparecer en esta edad complicada son los atracones desmesurados pero muy eventuales u obsesiones corporales que llevan a conductas alimentarias muy extravagantes.
Para minimizar los factores de riesgo que llevan a la aparición de estos trastornos los psicólogos apuntan a la necesidad de que los niños no coman en soledad. Es importante que los padres os mentalicéis sobre todo a esa edad en la que los niños ya disfrutan de cierta autonomía y vemos hasta razonable (además de cómodo) el dejarles solos porque son capaces de abrir la nevera y auto gestionarse algo de comer. Por tanto, es importante comer con ellos, educarles en todo lo relacionado con la alimentación y darles un buen ejemplo para evitar la aparición de la anorexia, la bulimia o la obesidad.