Los móviles y los niños/adolescentes: ¿Adicción tecnológica?

Que los móviles están a la orden del día, forman parte de nuestras vidas y crean dependencia lo tenemos todos claro. Pero también en cuanto a los niños y, especialmente, adolescentes.  El poder de atracción que estos dispositivos tecnológicos crean en nuestra sociedad y en las nuevas generaciones es incuestionable. Los llamados ‘Millenials’ o ‘nativos digitales’ son quienes mejor conocen y dominan los teléfonos móviles pero también los que más dependen de ellos ya que no conocen otra realidad que no pasen por sus teclados y pequeñas (o cada vez más grandes) pantallas.

En este panorama hay que valorar por parte de autoridades, instituciones y padres/madres hasta qué punto los móviles ejercen una adicción sobre niños y adolescentes o son responsables de trastornos compulsivos y de personalidad. En este sentido los colegios tienen que ser conscientes de las adicciones a las sustancias, al juego o a la tecnología de los jóvenes y no mirar para otro lado, según los educadores, que advierten, sin embargo, de que no se debe expulsar a los alumnos cuando se produzcan estas situaciones para no estigmatizarlos.

Adicciones tecnológicas

En los últimos años las adicciones relacionadas con las últimas tecnologías han variado. Y ante esta situación, los colegios tienen que ser conscientes de que estas cuestiones se producen y se deben afrontar sin optar por atajos ni medidas populistas o cortoplacistas. Los expertos consideran que la sanción (un castigo, una expulsión…) puede ser positiva siempre y cuando no se les marque de forma explícita y sirva para enseñar a los jóvenes a hacer un buen uso de las tecnologías.

Los expertos también consideran que el acceso de los jóvenes a internet genera posibles ludópatas con importantes repercusiones sociales, económicas, familiares y personales. De hecho, recuerdan que el cerebro no termina de madurar hasta alrededor de los 25 años. En cuanto al género, las  adicciones son una conducta mayoritariamente masculina (85 % de hombres, frente al 15 % de mujeres) originada por la búsqueda de sensaciones y la falta de control de impulsos.

No relativizar con el consumo ni con el tipo de sustancias así como regular adecuadamente prácticas adictivas como pueden ser el juego o el alcohol, esencialmente en el caso de jóvenes y adolescentes, es fundamental, considerando  que el consumo suele iniciarse a edades muy tempranas (entre los 12 y los 14 años), lo que es ciertamente preocupante.