Ya estamos en primavera. Y con ella, se disparan las alergias y el asma, que con frecuencia se inician durante la niñez y continúan durante toda la vida. A pesar de que ninguna se puede curar, con la atención adecuada generalmente se pueden mantener bajo control. Las alergias las ocasiona la reacción del cuerpo a las sustancias denominadas “alérgenos”, los cuales ocasionan que el sistema inmunitario reaccione ante sustancias inofensivas como si estuvieran atacando el cuerpo.
Algunas alergias son fáciles de identificar por el patrón de síntomas que viene después de la exposición a alguna sustancia en particular. Pero otras son sutiles y se pueden hacer pasar por otras afecciones. Los síntomas repetidos o parecidos a los de un resfriado crónico que duran más de una semana o dos, o que se desencadenan casi siempre durante las misma época del año. Estos pueden incluir congestión nasal, estornudos, carraspeo de garganta, frotarse la nariz, ojos llorosos, etc.
En casa y en la escuela
En la estación en la que nos encontramos, la primavera, muchos alérgenos ocasionan problemas a los niños, especialmente ácaros del polvo (compuesto por partículas finamente molidas de otros alérgenos como el polen, moho y escamas de piel o caspa de animales), los hongos o aquellos alérgenos que habitan en los animales peludos, tales como gatos, perros, conejillos de indias, conejos y otras mascotas
También pueden producir alergia el vestuario y juguetes confeccionados, decorados o rellenos con pelo de animal o artículos domésticos y/o escolares que contengan látex: guantes de goma/hule, juguetes, globos, etc. No hay que olvidar ciertos productos de limpieza, compuestos por enzimas bacterianas y ciertos alimentos, para los cuales conviene consultar con nuestro alergólogo o endocrino.
Cómo tratar los síntomas de las alergias
En primavera la cantidad de polen se dispara. Resultará útil para contrarrestarlo el aire acondicionado (siempre sin abusar), tanto en casa como en el coche. En cuanto al moho, cuyos indicadores también se disparan, conviene que los niños alérgicos eviten jugar con hojas muertas y no frecuenten áreas de vegetación en descomposición.
Los ácaros del polvo se congregan en los lugares en donde hay abundante comida para ellos (por ejemplo, escamas de piel humana). Eso significa que se encuentran con mayor frecuencia en los muebles tapizados, ropa de cama y alfombras. Por consiguiente os recomendamos revestir los muebles acolchados (colchones, somieres de resortes y almohadas) con cierres y cremalleras a prueba de alérgenos.
Del mismo modo, convendrá lavar la ropa de cama cada semana así como reemplazar las almohadas cada 2 o 3 años.