A menudo se cuestionan. Es cierto que en exceso pueden distraer a nuestros hijos y restarles tiempo para sus obligaciones escolares. Sin embargo, las actividades extraescolares, en su justa medida, aportan una serie de ventajas y beneficios a los pequeños que deben ser tomados en cuenta. Ahora bien, todo en su justa medida y siempre eligiendo aquellas más convenientes, que se adapten a las posibilidades de los mayores y, especialmente, a las preferencias de los niños, auténticos protagonistas de las mismas.
En primer lugar las actividades complementarias son un espacio para liberar la energía, tras un día agotador y agobiante de clases en el colegio. Una ocasión para cambiar de actividad y disfrutar con otros compañeros y en otro ambiente, llegando posteriormente a casa relajado y despejado.
Dependiendo de la naturaleza de la actividad extraescolar (formativa, lúdica-artística o deportiva), las actividades extraescolares tienen una serie de beneficios tanto para la mente como para el cuerpo. Está demostrado quedespués de clase, realizar ejercicio beneficia al rendimiento del niño así como a su desarrollo físico. Si la actividad es más tranquila, de naturaleza artística o formativa será beneficiosa para sus aptitudes y actitudes más intelectuales.
Además de ayudarles a desconectar, liberar energía y contribuir a su desarrollo cognitivo, físico y mental, las actividades complementarias constituyen un espacio más para su socialización, favoreciendo un trabajo con actividades, rutinas y dinámicas distintas a las habituales cada día durante el calendario escolar.
Otro de los aspectos fundamentales en este tipo de actividades es la posibilidad de trabajar más en equipo, de una forma cooperativa. El tipo de actividad, por ejemplo la deportiva o la artística, favorece en muchos casos la consecución de estos valores relacionados con una labor colectiva. A ello hay que sumar el hecho de trabar con otros formadores y profesores distintos, llevando a cabo actividades más distendidas.
Y por último, y no menos importante, subrayar que las actividades complementarias (en su inmensa mayoría) permiten alejar a los niños de malos hábitos o tendencias de carácter sedentaria como estar mirando el televisor en el sofá durante horas o dedicarse a los videojuegos, lo que no es ni lo más saludable ni recomendable.