Cuidando la alimentación de tu hijo, parte 2

Seguimos hablando sobre alimentación infantil en el blog de Xiquets.net. Retomando el hilo del último post, hemos de referirnos ahora a algunos tipos de comida sobre los que también hay establecidas muchas generalidades y mitos, algunos de los cuales pueden ser falsos o, cuanto menos, inexactos.

Ejemplo de ello son las papillas. Son necesarias, nutritivas y útiles, perol en algún momento se han de ir abandonando progresivamente para introducir nuevos alimentos. Pero, ¿Qué ocurre si el niño, acostumbrado como está a las papillas, rechaza aquellos y escupe la comida? ¿Qué puedo hacer?

En primer lugar, hay que entender que en este periodo algunos niños desarrollan rechazo a los nuevos alimentos (lo que se denomina neofobia) y que será necesario exponerle varias veces a lo nuevo para que finalmente lo termine aceptando. Es imprescindible, por tanto, tener paciencia, insistir en ello, sin castigar ni dramatizar la situación, y reforzar al niño de forma positiva cuando lo consigan.

¿Y qué hay de las frutas y verduras?

Otro quebradero de cabeza son las posibles carencias en el menú alimenticio. Concretamente es habitual que se produzca cierto rechazo o menosprecio a tomar fruta y verdura. Si estamos en este caso, conviene que insistamos en su consumo, ya que son alimentos importantes. Sin embargo hay que dejaro que insistir no es forzar, ya que eso podría crear mayor rechazo. Los expertos aconsejan darlos poco a poco, comenzando con rodajas o pequeños trozos de verdura cocinada y/o mezclada con alimentos que le gusten. Para la fruta también es aconsejable darla pelada y cortada en cuadraditos y/o mezclada con yogur o zumo. Otra opción es ofrecer la fruta mientras se va preparando la comida: así el niño la aceptará mejor porque tiene apetito.

No menos habituales son los problemas de sobrepeso. Ante ello es costumbre general quitarles el pan y la pasta de la dieta. ¿Es correcta esta práctica habitual? Al respecto nutricionistas y pediatras recuerdan que los derivados de la harina, caso del pan, cereales, la pasta… son la base de la pirámide alimentaria y han de consumirse a diario. Son ricos en hidratos de carbono y este macronutriente ha de suponer aproximadamente el 55-60 por ciento de la dieta. Lo que sí sería conveniente es que fueran integrales, porque aportan más cantidad de fibra que sacia más rápido, y no acompañarlos de alimentos altamente calóricos como mantequilla o embutidos.