El que los niños tengan o no tenga móvil y a qué edad es más recomendable comprarles su primer Smartphone es una de las cuestiones que está a debate en la sociedad de hoy día, en la que las nuevas tecnologías en general, y los móviles, en particular, se han convertido en imprescindibles en buena parte de nuestra vida diaria, básicamente por la mensajería instantánea y la posibilidad de conectarse a internet (webs, redes sociales…).
Lo cierto es que no hay un consenso claro entre los expertos a la hora de fijar un momento concreto. La madurez del niño, las circunstancias particulares de la familia, el entorno en el que se mueva el pequeño…hay varios factores que resultan decisivos a la hora de comprarle o no un dispositivo móvil. Las estadísticas indican que sobre los 12 años tres de cada cuatro niños dispone de su propio teléfono
En lo que sí coinciden muchos es en la importancia de que el nuestro hijo tenga claro para qué se le ha comprado el móvil, cuáles han de ser los usos del mismo…y que actúe en consecuencia, especialmente en cuanto al uso de internet. La posibilidad de limitar el uso del teléfono en determinados horarios y espacios es una de las soluciones que adoptan muchos padres, como también restringir las opciones del dispositivo a través de un perfil que no le permita hacer descargas sin la autorización de los adultos o un móvil que únicamente vaya con wi-fi, es decir, que no tenga datos e impida al pequeño estar conectado continuamente a internet aunque con la posibilidad de que llame por teléfono o envíe un SMS si lo necesita.
La entrada en la adolescencia
Cuando los niños entran en la educación secundaria y, por consiguiente, pasan de la niñez a la adolescencia es probable que nos pidan el teléfono móvil, argumentando que todos sus compañeros de clase ya disponen de uno y que lo necesita a toda costa para poder comunicarse con ellos o con nosotros en caso de que salgan a dar una vuelta y necesiten ayuda.
En este punto se recomienda a los padres que siempre actúen según sus convicciones y que tampoco se dejen llevar por prejuicios o presiones ante comentarios como: “Soy el único de mis amigos que no tiene móvil” o “en clase se han reído de mí porque todos tienen teléfono y a mí no me dejan tenerlo”. Estos hechos deberán contrastarse y dejar claro al niño la decisión que se toma y el porqué, estableciendo unas normas o fijando unas pautas que nunca deben quebrantarse.