Hoy en día los adultos (y casi que también los niños) tenemos un sinfín de ocupaciones y obligaciones. Dependiendo de los días y las horas, dejar a los peques para poder hacerlas puede ser relativamente sencillo o convertirse en un problema, especialmente si no tenemos abuelos, familiares o canguros de los cuales echar mano en un momento determinado o en caso de urgencia.
Ante esta realidad, muchos padres se preguntan desde cuándo podrán dejar a sus hijos solos en casa o si existe una edad legal para esto. Actualmente, la ley española no recoge una edad mínima en la que se regule la posibilidad de dejar a un menor solo en una vivienda, si bien abandonar al niño o dejarlo desamparado puede comportar consecuencia legales importantes, desde sanciones a la intervención de los servicios sociales o incluso el poder solicitar la retirada de la custodia por negligencia o desamparo si se concluye que el niño está en una situación de riesgo.
Más allá de la legislación, psicólogos, pedadogos o pediatras no se ponen de acuerdo sobre cuándo es la edad más indicada para poder dejar solos a nuestros hijos en casa, señalando que se trata más de una cuestión de madurez individual que de edad cronológica. Si hay que concretar una edad, los expertos señalan que en caso de no tener más remedio, no debería ser antes de los 9 o 10 años, dependiendo siempre de esta madurez a la que aludimos.
Sin embargo, un informe promovido por la Fundación Mapfre y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria cuyo título es “Accidentes de la población infantil española” y que indica que el 9,1% de los menores de 12 años se quedan en casa solos y, que de estos, el 5% tiene menos de cuatro años. Estamos hablando por lo tanto de menores sin las capacidades necesarias para cuidar de sí mismos y menos aún de un hogar.
No es fácil mesurar la madurez de los niños para saber si están preparados, aunque hay una serie de parámetros que nos pueden servir de indicadores. Por ejemplo, asegurarnos de que el niño obedece las normas y sabe cuáles son los límites que no se pueden traspasar, si tiene conocimientos para cuidar de sí mismo mientras permanezca solo o su capacidad para saber a quién llamar en caso de emergencia. Conocer los posibles peligros que entrañan los electrodomésticos o ser prudente son otros factores que deberían tener muy presentes los niños antes de quedarse solos en casa.