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¿Suministramos demasiados medicamentos a nuestros hijos?

03 de Junio de 2015
¿Suministramos demasiados medicamentos a nuestros hijos?

Nuestros hijos son lo más importante para los padres,  que suelen preocuparse en exceso medicándoles ante cualquier síntoma o dolencia sin consultar con el médico y, en muchas ocasiones, contradiciendo los consejos de los farmacéuticos. Esta tendencia se agrava en caso de cuadros de esquizofrenia, psicosis o trastornos de personalidad, patologías que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sufren cada año más de 3.000 menores de 14 años.

Ante esta situación, los expertos han incidido en la necesidad de hacer un análisis en profundidad sobre en qué casos hay que utilizar fármacos específicos, cómo evitar el abandono de los tratamientos, cómo se debe trabajar con los padres para lograr una adecuada administración de los medicamentos o cuál es el especialista indicado en cada caso para prescribirlos.

Según apuntan, el 16,4 % de los lactantes reciben psicótropos antes de los nueve meses. Esta situación se registra también entre los cuatro meses de edad y los seis años, ya que el 15,7 % reciben psicofármacos en su mayoría prescritos por el médico de familia, el pediatra o incluso proporcionados por los propios padres.

Un caso particular es el de los trastornos del sueño en la infancia, que representan el 28 % de toda la patología psicosomática en esta edad y que, en los 18 primeros meses suele ser la forma sintomática dominante de presentación de los trastornos mentales. Otro problema no menos frecuente es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). En estos casos hay que ser especialmente cuidadosos con la elección del fármaco, la dosis y duración del tratamiento.

Los expertos sostienen que toda demanda de sedantes o somníferos para un niño o niña debe ser considerada como un verdadero factor de riesgo para su formación y evolución de su personalidad.  Y, en todo caso, se debe consultar siempre con el médico especialista. La automedicación nunca es recomendable, y menos con vuestros hijos.