Infecciones por hongos.
Las infecciones fúngicas, aunque pueden resultar muy molestas, no son difíciles de tratar. Las más comunes tampoco resultan peligrosas, porque es raro que el hongo se propague bajo la piel. Te decimos cómo identificar estos problemas y las medidas para evitarlos. La solución, si resultas infectado, pasa por hablar con un médico para que aconseje sobre el uso de pomadas y pastillas específicas.
La tiña, en su denominación general, se produce en el cabello, la piel o las uñas. En la piel tiene aspecto de mancha rojiza, del tamaño de un guisante, que se va extendiendo con forma de anillo. Con la tiña que afecta al cuero cabelludo se aprecia una zona rugosa y localizada que hará además que el pelo se caiga (vuelve a crecer).
La tiña inguinal es una erupción en la ingle, produciendo picazón y ardor. Suele darse al practicar deporte sin la ropa adecuada, por el roce y sudoración.
Ambos tipos son fáciles de evitar. Conviene mantener la piel limpia y seca, igual que el pelo. Se recomienda llevar ropa interior de algodón y pantalones suficientemente holgados.
El pie de atleta, del que tanto oímos, es una enfermedad que afecta a las zonas de entre los dedos, la planta y los bordes del pie. Se aprecia por las grietas, escamas y ampollas que produce, aunque a veces solo será identificable por el mal olor.
Para evitar el pie de atleta lávate los pies todos los días y sécalos, también entre los dedos. En muchos casos el contagio se da en vestuarios y duchas compartidas: lleva sandalias cuando uses estas instalaciones.
La candida, y no nos dejamos ninguna tilde, es una comensal de las mucosas oral, digestiva y genital. Hablamos de que “comen”, porque la característica de los hongos es que se nutren del organismo al que infectan, y la candida lo hace en los orificios del cuerpo. Aparece un enrojecimiento e hinchazón en la zona, produciendo picor. Las claves para evitarla ya las conocemos: ropa de algodón y no quedarse con el bañador mojado más tiempo del debido.