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¿Es bueno que cambien sus costumbres en verano? (II)

12 de Agosto de 2014
¿Es bueno que cambien sus costumbres en verano? (II)

Si en un anterior artículo hablábamos sobre algunos cambios de comportamiento de los niños en verano, en este nuevo número continuamos haciendo un repaso sobre algunas de las conductas de vuestros hijos en verano… y su conveniencia.

A más tiempo libre, suelen multiplicarse las horas que pasan los niños delante de las pantallas de televisión.  Ante esta realidad, debemos plantearnos algunos interrogantes: ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene ver la tele tanto tiempo? ¿Qué otra cosa me gustaría que hiciera el niño en vez de ver la tele, y por qué? Los inconvenientes de pasar muchos tiempo viendo la televisión, además de la falta de calidad de muchos de los programas que emiten, es que son horas que podrían destinar a otras actividades más productivas para su salud y desarrollo, como hacer ejercicio físico o simplemente relacionarse con los demás. La solución, sin duda, no pasa por apartar a los niños de la televisión con gritos u órdenes, sino proponerles actividades más interesantes… y participar con él.

¿No hace la siesta después de comer? Que la hiciera sería lo lógico y conveniente, pero quizás, si no quiere descansar, será porque no está cansado. No existe ninguna enfermedad provocada por hacer ejercicio después de comer ni por estar jugando con sus amigos. Obligarle a que permanezca en el sofá o en la cama contra su voluntad puede ser contraproducente, aunque es cierto que habrá que vigilar que no sufra ningún golpe de calor o cambio brusco de temperatura, especialmente si se baña, a fin de evitar cualquier riesgo para su digestión.

La ‘fiebre’ por las ‘chuches’ se desata durante las vacaciones. Algo que debemos controlar aunque no prohibir. Los caramelos y golosinas están repletos de azúcar y colorantes, produciendo también muchas caries; sin olvidar los  aperitivos salados de composición desconocida, cargados de sal y grasas refritas. Conviene reducir su consumo al mínimo posible. Los frutos secos pueden ser una buena alternativa, ya que aportan una gran cantidad de proteínas, vitaminas, minerales. Entre los frutos secos incluimos los quicos, pipas o maíz tostado, que suelen ser productos muy del gusto de nuestros hijos. No obstante, por su elevado índice de calorías,  habrá que combinarlo con la ingesta de otros productos.

La fobia a la crema solar sí es algo que no admite discusión. Es absolutamente imprescindible proteger su piel del sol para evitar quemaduras, manchas, dolores y, a largo plazo, cáncer de piel. Todos necesitamos sol para generar vitamina D, pero tenemos de sobra con el que recibimos en la calle, incluso a la sombra. Aplica al niño crema solar resistente al agua y con factor 20 como mínimo, en todo el cuerpo. Repite la operación en las zonas más expuestas al sol cada poco tiempo. Cuando tu hijo salga del agua ponle una camiseta y un sombrero. Las quemaduras solares no son normales, por lo que una espalda roja indica que la protección ha fallado. Ya sabes: Que no vuelva a pasar.