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Favorecer la toma de decisiones desde pequeños.

Favorecer la toma de decisiones desde pequeños.

Padres e hijos han de tener principalmente una relación de entendimiento mutuo, es la forma de hacerlas duraderas. De la comprensión surge la confianza, y se cimienta la salud familiar. Sin embargo, sobre todo cuando los hijos son pequeños, las situaciones parecen resolverse con autoridad, y el niño debe obedecer porque es así, y punto. Es a edades tempranas cuando más difícil es que el niño actúe por comprensión, y no solo obediencia.

Está claro que ser padre es una tarea exigente que pone a prueba nuestras capacidades de comunicación y, aun más, nuestra paciencia ante situaciones inesperadas. Somos responsables de lo que será de ellos mañana, y la presión puede hacernos perder de vista lo realmente importante: que el aprendizaje les pertenece.

Leíamos en la página de Isabel Vila, Ampliando Mapas, que nos vamos a encontrar con multitud de casos en los que hay que aplicar normas. Que nosotros, como padres, nos veremos obligados a marcar un camino obligatorio a nuestros hijos. Os podéis imaginar que son momentos realmente importantes (siguiendo una rutina, previniendo un peligro, si estamos en un acto social). Pero también señala Isabel que es bueno que elijan, si no con total libertad, sí entre una lista cerrada de opciones.

Aprender a elegir en edades tempranas hace crecer la capacidad de decisión. La misma que tanto se nos exige de adultos. La autoestima y la seguridad se ven reforzadas, y sin estropear el sistema de autoridad paterna, ya que es una forma de negociación para situaciones menores.

Nos parece interesante apuntar, además, que el aprendizaje también tiene que ver con sobreponerse a fallos, levantarse tras haber cometido un error. Si el mejor aprendizaje es el que uno sigue por sí mismo, nada tan enriquecedor que ver cómo prosperan o cómo recuperarse de tus decisiones, según sean acertadas o no tan acertadas.