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Habitos alimentarios

Habitos alimentarios

Fomentar una conducta alimentaria saludable en los niños debe figurar entre los propósitos de los padres para el nuevo año. Para ello conviene no convienen que les fuercen a comer en exceso, ni siquiera en momentos de clara falta de apetito. También habrá que ayudarles a diferenciar entre hambre y saciedad, dos términos semejantes pero que muchas veces se confunden.

Seguir unos horarios regulares es fundamental para no desorientar al niño. En este sentido se recomienda espaciar las comidas entre 3 y 4 horas, sin que las mismas sean excesivamente copiosas, sino más bien equilibradas. Entre las mismas,  hay que vencer la tentación de ofrecerles golosinas, snacks o ni siquiera zumos, ya que conviene seguir pautas homogéneas. Esto último implica no lanzarles mensajes contradictorios, pues los niños precisan modelos estables de conducta de los que aprender e imitar. Es decir, que los padres son siempre un ejemplo, también en las comidas y hábitos alimentarios, y deben ser conscientes de ello.

Entre esas conductas homogéneas a las que nos referimos, habrá que establecer un tiempo máximo y mínimo de permanencia sin levantarse de la mesa. Para ello deberemos indicar a nuestros hijos que permanezcan sentados hasta que los propios padres acaben de comer. En el otro lado de la balanza, tampoco no conviene prolongar en exceso las comidas. Mejor hacerlas en tiempos cortos, de entre 20 y 30 minutos. Pasado ese tiempo se deberá retirar el plato tanto si lo ha comido como si no lo ha hecho. Y no se aconseja ofrecerles alimentos alternativos.

En caso de que no haya comido, no conviene insistir o castigar. Los expertos recomiendan en estas situaciones mantener una posición neutra, reforzando conductas positivas. Ello conlleva elogiarlo cuando coma bien, aunque sin recompensa ni premios –pues, al fin y al cabo, es su obligación- y recordarle lo bien que ha comido y su conducta, pero sin aludir a la cantidad. Por último hemos de quitarnos la obsesión de preocuparnos en limpiar lo que ensucien o evitar que lo hagan, siempre que no sea en exceso, pues es algo normal en los niños.