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Cómo explicar la muerte de un ser querido a los niños

Cómo explicar la muerte de un ser querido a los niños

Existen grandes diferencias entre cómo afrontamos los adultos la muerte de un ser querido y cómo lo hacen los niños. A menudo resulta difícil explicarles a los niños este concepto, pero si no aclaramos la situación ello puede generar desconcierto y desconsuelo en el menor, al creer que ha dejado de ser importante para el ser querido que ya no está y que por eso no regresa.

En este sentido, son normales los cambios de humor o de estado de ánimo en los niños: se vuelven más irritables, llorones, se enfadan con más facilidad, muestran conductas agresivas, etc. También es habitual que muestren ansiedad a la hora de separarse de los adultos que les cuidan, somatizaciones, problemas de concentración y de rendimiento escolar, regresiones, etc.

Según apunta los psicólogos, los errores más comunes es sobreprotegerlos de diferentes formas: ocultando información, edulcorando los hechos, dándoles explicaciones fantasiosas, etc. De hecho, una de las creencias es pensar que los niños no son conscientes de lo que están viviendo, y que a menor edad menos percepción de lo que pasa. Otras prácticas habituales es ocultarles el dolor porque se cree que así son más felices, evitar llevarles a funerales y tanatorios ante el miedo de que se puedan traumatizar; o pensar que hay muertes peores que otras.

Recomendaciones

Los expertos recomiendan tratar de dar al niño toda la información de forma que la pueda entender,  para lo cual debemos utilizar con un lenguaje accesible y adaptado a sus necesidades. También es importante garantizarle que sus actividades y sus rutinas se van a mantener  e, igualmente, es necesario  dejar que exprese sus emociones, explicarle que no pasa nada por estar triste, ni por echar de menos al fallecido y que puede llorar, porque debemos expresar lo que sentimos.

Una de las prácticas más erróneas es ocultarles información, pues estaremos sobreprotegiéndole y privándole de una despedida que puede ser necesaria y conveniente, además de correr el riesgo de que  se entere por otras personas, lo que incrementará a su dolor la desconfianza hacia los adultos que le rodean.