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La siesta de los niños - Pautas básicas

La siesta de los niños - Pautas básicas

Se dice que la siesta es beneficiosa para niños, adultos y ancianos, pero existen algunas limitaciones o recomendaciones a tener en cuenta. Para los niños pequeños, por ejemplo, constituye una parte más de su horario pero, ¿cómo saben los padres hasta cuándo es recomendable que sus hijos duerman la siesta?

Más que normas, los expertos ofrecen pautas orientativas sobre la misma, dependiendo siempre de la edad y el niño en cuestión. La más importante, sostienen, es impedir que los pequeños hagan siestas demasiado largas, pues esto va a influir claramente en su horario de sueño nocturno.

Tampoco consideran conveniente que el niño relacione el sueño de la siesta con la cama y el pijama. Aunque a priori parezcan detalles sin importancia, esta asociación le hará confundir los conceptos de sueño nocturno con el de siesta, con la posibilidad de que se produzca un trastorno de horarios.

En verano, sobre todo, es fundamental vigilar la temperatura del niño para que no sufra un golpe de calor. Y en cuanto a la edad, y a pesar de que no existe una franja determinada para dormir más o menos tiempo de siesta, sí que hay baremos. Por ejemplo, los bebés que se encuentran entre los 0 y 2 meses de edad duermen el mismo tiempo durante el día, que de noche, algo lógico considerando las horas de sueño que necesitan para poder crecer y desarrollarse.

Cuando el bebé se encuentra entre el primer y el segundo año de edad debería hacer por lo menos una siesta al día, aunque ésta se prolongue a dos horas. A partir de los 3 años de edad muchos niños dejan de necesitar siesta, aunque ello esto no es síntoma de un mejor desarrollo, sino de la singularidad de cada niño.

Es a partir de los 5 años cuando la siesta deja de ser algo habitual para convertirse en algo fisiológico puntual, como nos ocurre a los adultos ante la falta de sueño o el exceso de esfuerzo físico y la aparición, en consecuencia, del cansancio.