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Niños, adolescentes y el consumo de drogas

Niños, adolescentes y el consumo de drogas

La adolescencia supone el tránsito de la niñez a la vida adulta. Una etapa en la que nuestros hijos  necesitan reafirmar su identidad y forjar una personalidad madura…y en la que, por ende, surge la necesidad de experimentar y probar cosas nuevas. En este punto es donde las drogas aparecen como problemática cada vez más extendida, puesto que los adolescentes son un colectivo especialmente vulnerable en cuanto a su temprano consumo. Hablamos, de forma específica, del consumo de drogas blandas (alcohol, tabaco…) y sustancias ilegales.  

Motivos para el consumo

Los niños y adolescentes no siempre son conscientes de la relación entre sus acciones en el presente y las consecuencias de éstas para su futuro. Tienden a sentirse indestructibles y no perciben las consecuencias negativas que pueden tener determinados actos como el de consumir sustancias peligrosas para su salud física y mental.

Aunque como padres nos cueste entender los motivos por los que se inician al consumo, para ellos supone una vía de escape muy atractiva y suculenta. Entre los motivos que les empujan a cruzar esta puerta hay varios factores como la curiosidad, las ganas de sentirse bien, reducir el estrés, sentirse adultos o pertenecer a un grupo. Detrás de estos condicionantes está, finalmente, la experimentación con el consumo de sustancias peligrosas.

No olvidemos que una droga es una sustancia que incide directamente en el funcionamiento del cerebro, modificando el pensamiento, los sentimientos y la conducta; y a la larga cambia también la forma de ser. El consumo de drogas interfiere directamente en el sistema límbico del cerebro, responsable del circuito de recompensa natural, lo que provoca una sensación artificial de bienestar y placer. Pero el cerebro no está preparado para recibir estos estímulos y cuando se consume de manera continuada, el sistema límbico se ve afectado y se inicia el proceso de adicción: necesitamos consumir para producir la recompensa , apareciendo la adicción a esa sensación de placer.

Prevenir…antes que curar

Actualmente las drogas tienen mayor difusión que en cualquier otra época de la historia, lo que hace que sus peligros sean a veces subestimados y desde el entorno familiar sea necesario poner las medidas y la información precisa para evitar sus estragos. Prevenir el consumo de drogas en la infancia ha de enmarcarse dentro de un proceso educativo continuo y gradual.

El consumidor adicto comienza a consumir en la adolescencia, de ahí que sea fundamental prevenir desde edades tempranas el uso recreativo de drogas. Para ello, el apoyo y el consejo familiar son las mejores herramientas para potenciar el desarrollo de su identidad y la prevención del consumo de sustancias nocivas. El papel de la familia es clave para proporcionar a nuestros hijos los recursos –conocimientos, valores, habilidades personales, creencias, etcétera– que les permitan decidir desde la madurez, sin miedos y con plena consciencia de las consecuencias.