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Este verano protege a tu hijo del calor

Este verano protege a tu hijo del calor

Cuando las temperaturas son muy elevadas y se está expuesto al sol, se corre el riesgo de perder abundantes líquidos corporales que conducen a deshidratación, pudiendo producirse lo que se conoce como golpe de calor. Se produce cuando el organismo genera una cantidad de calor que no es eliminable por los sistemas de refrigeración del organismo. 
Las causas suelen ser una producción excesiva de calor corporal, una temperatura ambiente muy elevada o bien a que los mecanismos de eliminación de calor no funcionan correctamente, aunque lo más habitual es que sea por la combinación de estos 3 factores. 
Los bebés y los niños, sobre todo los más pequeños, son muy sensibles a sufrir daños por estar expuestos a las altas temperaturas sin tomar medidas de precaución. La insolación o acción directa del sol sobre zonas vitales del cuerpo, en especial la cabeza, puede producirles un sobrecalentamiento del cerebro que conduce a que éste no funcione correctamente. Se podría comparar a lo que sucede cuando una persona sufre de fiebre muy alta.
La insolación se acompaña de cefalea, un dolor de cabeza punzante y en casos extremos confusión y pérdida de conocimiento que requiere de ingreso hospitalario urgente. También son síntomas evidentes la fatiga, calambres musculares, erupciones cutáneas, el aumento de las pulsaciones o frecuencia cardiaca e incluso náuseas y/o vómitos.
Si tenemos la sospecha de que los pequeños han sufrido un golpe de calor, en cuanto empecemos a notar alguno de estos síntomas hay que acudir a un centro de salud. Mientras tanto, o si hemos de esperar que la asistencia médica llegue a nosotros porque no podemos desplazar al niño, habremos de intentar reducir su temperatura corporal siguiendo algunas recomendaciones:
-Ofrecerle agua para rehidratar. El contraste con un agua excesivamente fría puede ser perjudicial, por lo que conviene que esté fresca pero no helada.
-Abanicar o ventilar el lugar para disminuir la temperatura corporal del pequeño.
- Buscar un lugar sombreado y fresco al que trasladar al afectado.
-Aligerar la ropa para que el cuerpo se ventile.
-Mojar al niño con agua tibia que lo refresque. Se pude colocar un paño mojado en frente, nuca, muñecas, axilas o ingles.
Con temperaturas superiores a 40 grados se debería bañar en agua fría para intentar disminuir la temperatura hasta los 38º, momento en el que se detendría el frío para evitar una hipotermia y pudiéndose reiniciar el proceso si la temperatura volviera a elevarse.